UN
BUEN DÍA PARA RECORDAR
-"Richi,
que tal si por tu cumple te inscribo en el oceanlava (950 m nadando, 45 en bici
y 10,5 km corriendo) y lo hacemos?"
- "pues vale".
Así empezó todo, estaba cómodamente acostado en el sillón, viendo la tele, picando unos millitos y chatenado en el whatssap, cuando empezó la mayor aventura de mi vida… ¡hacer un triatlón! Y todo en menos de dos semanas.
- "pues vale".
Así empezó todo, estaba cómodamente acostado en el sillón, viendo la tele, picando unos millitos y chatenado en el whatssap, cuando empezó la mayor aventura de mi vida… ¡hacer un triatlón! Y todo en menos de dos semanas.
¿Por
qué no? Me pregunté, ¿Qué tengo que perder? ¿Lo podré acabar?... miles de
preguntas me pasaron por la mente, unas que me motivaban a hacerlo y otras me
decían que era una locura, a estas segundas ni les hice caso.
Quedaban
menos de dos semanas, todos decían que lo peor son las transiciones, que eso se
entrena bastante, que hay que dedicarle tiempo… yo lo tenía… 2 semanas, jejeje.
Partiendo de que iba regularmente al gimnasio, nadaba, iba a spining llegando a
empatar dos clases seguidas y corría regularmente me dije, -la base la tienes,
ahora es saber si resistes hacer todo eso durante más de 3 horas… ¿Por qué no?
ENTRENAMIENTO
Durante
esas dos semanas me lo planifiqué, el fin era entrenar transiciones,
bici+running, natación+running, etc. Y lo que me motivaba aún más es que tras
duplicar en tiempo y esfuerzo mis entrenamientos en el gym salía como nuevo,
eso me motivaba a volver al día siguiente y dar el doble, a esforzarme un
poquito más, a estar un ratito más en la bici, un ratito más en el agua, unos
metros más corriendo, -pues ya está, eso hay que hacer el día del triatlon.
Llegaron
los días previos y los nervios crecían, nunca había cogido una bicicleta de
carreras, ¡y menos con calas! ¿me resistirá la rodilla? Que me daba molestias
cuando corría, no lo sé… -bueno, siempre existe la posibilidad de bajar el
nivel o incluso acabarla caminando. Andreína, mi novia que también me motivó a
hacerlo y me conoce bien, me decía no te vayas a reventar, que te
conozco….-jejeje, como me conoce, pero si hubiese ocurrido, le iba a ser caso.
El
día antes Iban y yo montamos las bicis, la mía con el manillar de triatlón,
para ir cómodo, me decía, bueno, ya lo probaremos. Llegamos a fariones y me
monté en la bici, con un manillar muy pequeño, con unos cambios raros, ¡y que
no pesaba nada! –claro, acostumbrado a mi bici de descenso de acero endurecido
con placas de tanques antibalas, me pareció una pluma. Empezamos a rodar, y uno
tras otro me daba consejos, para quitarme las calas y no caerme en el intento,
sobre las sensaciones que iba a tener, etc, etc. Todo se resumió en buenas
sensaciones… -total, tengo 45 km para acostumbrarme a la bici.
LLEGÓ
EL DÍA… OCEANLAVA, cuarta distancia.
Los
nervios ya eran parte de mi, dolor de barriga, sudores por la noche… como decía
iban, -tranquilo, el cuerpo de va a dar miles de señales para que pares, pero
tu pasa de ellas, no le hagas caso. Y yo que soy un inconsciente, o loco… no le
hacía caso.
Tras
una preparación del equipo a contrareloj, porque empezaba la prueba de iban,
más me dominaba el miedo, la angustia por lo que se me venía encima, pero como
yo fui a pasar un “apacible día en el oceanlava” disfruté con la salida de los
chicos de la media distancia y después animando a iban, con un poquito de
salero y gracia, todos los que estábamos en la zona de transición animando,
¡vamos¡, otro ¡venga, que ya está
hecho!, otro.. ¡tú puedes!... y yo le decía ¡vamos comemielda! Jeje, fue
divertido y emocionante, lo más,
al ver como al último que salía del agua le daban un aplauso y los mismos o aún
más animos que al primero, fantástico.
Quedaban
15 minutos para comenzar, mis primos y mi cuñada en la salida y mi cara era de
alguien que no quería estar ahí, hiperventilando, nervioso, con miedo a que me
pasara algo y pensé… -todo eso son señales que te envía el cuerpo, pasa de
ellas. Sonó la bocina y entre en agua fría y agitada por los que iban delante,
pero yo lo tenía claro, no iba a entrar en ninguna lucha, me lo tomaré con
calma y si eso aprieto al final. A mitad de la prueba, estaba ya angustiado, me
habían dado un manotazo en la boca y otros tantos en los pies, a lo que decidí
a partir de ese momento y durante toda la prueba, de una cosa… disfrutar del
día, viendo los bancos de peces que pasaban cerca, hacerle un guiño al buceador
que estaba en el fondo y así hasta que quedaban unos metros para la llegada en
la que apuré un poco más…quizás no fue suficiente.
Salí
el 20 del agua, en 15 minutos, me cambié y cogí la bici, -con paciencia y al
golpito lo hago, quedaba lo más duro, la subida hasta Conil… da igual, al
golpito, dosificando las energías y motivandome a tope, -sensaciones buenas,
-disfruta del paisaje, -tu puedes… así hasta que llegué a Conil, ahí empezó la
prueba, se acabó el paseo, me acoplé por fin y le empecé a meter caña, dosificando
un poco, pero fue una sensación buena, tras otra, cuando llegué a Uga, tras
hacerme la Geria en menos de diez minutos, me sorprendí, esto está hecho, y de
vuelta lo mismo, me pareció un paseo.
Tras
ver que había sido constante, durante todo el recorrido, que había estado con
la misma gente, me dije, no voy mal. Pues, sí. Llegó el primer tirón en el
femoral derecho, los que tenía delante, se me escaparon y yo estiré un poco y
me convencí que esto acaba de empezar y que solo faltaba la carrera, estaba
hecho.
La
carrera fue lo mejor de todo, a pesar de los calambres que me venían, estaban
mis primos, amigos de mi hermano y mucha gente, desconocida que te animaba,
como uno hombre que se puso a mi lado y me daba consejos, -bebe agua, a
sorbitos, y échate por encima, que hace calor, ponte al lado del tío que tienes
delante y ve a su ritmo… bah, si vas más rápido… ¡tu puedes! Eso me recargó de
energía y fui tirando un poco más, subiendo un poco en velocidad, dosificando ya
está ahí… has sido constante, está hecho y estas llegando, mensajes positivos
que movían mi cuerpo dolorido por las llagas y mis piernas sobrecargadas por
los tirones, pero llegué, en 2:51:48, pensé que iba a ser más, pero realmente…
se me hizo corto.
Jejeje
eso digo ahora, bien descansado tras recibir la medalla de finisher y descansar
a la sombrita con una botella de agua y una barrita de cereales, pero la verdad
es que la sensación de ver lo que había conseguido, “sin entrenamiento
especifico”, sin haber cogido una bici de carretera en la vida y sin conciencia
ninguna, me dieron ganas de llorar de la alegría y de ver que soy capaz de lo
que sea, de que la vida son triatlones que se presentan día a día y que no
tengo que ser tan vago y afrontarlos con decisión, con filosofía y con ganas. Todo
es posible, puedes tardar lo que sea, pero hay que hacerlo, hay que llegar, y
si no llegas hoy, da igual, disfruta del día tan bueno que hace hoy, del
paisaje, del viaje, de las esperanzas que depositas en conseguir tu propósito,
quizás ese haya sido el secreto de mi logro, disfrutar de “un apacible día en
el Oceanlava”
Iban,
gracias por este regalo de cumpleaños, ¡Ha sido genial!
5 comentarios:
Jaja, esa mentalidad de los Hernández, es algo genético. GRANDE! Ahora falta la hermana pequeña!
Los hermanos Browndez dan miedo, enhorabuena a los dos.
Que bien has plasmado lo que es el triatlón y lo que es correr q era lo q hacia yo, correr no es de cobardes, lleva su psicología y tu has hecho un poquito mas por que la gente lo entienda!!! Hermanito me hubiera encantado estar ahí! Muchos besitos, ya falta menos para vernos Tk
Grande richi
Grande richi
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