Serán clandestinos pero se hacen habitual y tradición en el Faro a Faro, en mi opinión, parte de la belleza del reto. Ya lo escribí en mi relato del año pasado cuando corrí el desafío. La permisividad desde la organización en algunos aspectos (pero estrictos en otros, sobre todo cuando es relativo a la seguridad de todos) hace del Faro a Faro un evento con un ambiente insuperable. Es un concepto diferente y especialmente atractivo para muchos amantes del trailrunning porque queremos superar retos y disfrutar a la vez, dejando una clasificación como lo último que nos importa. Y esta edición volvió a demostrar que realmente ES un reto, obligando a mas de la mitad de los participantes, hasta atletas renombrados, a retirarse por diferentes razones. Por ello, poder llegar hasta el faro de Teno llena de emociones hasta al clandestino que lo hace en coche y/o corriendo un tramo solo.
Y en esta edición, de clandestino fui yo. Quise combinar una participación de voluntario con clandestina. O sea, un voluntario clandestino. Algo tenía que aportar a todos para no sentirme culpable de participar en un reto sin pagar la inscripción. No pude hacer mucho, pero algo es algo.
Empezó por llevar una mochila de 25kg con zumo y latas de atún al faro de Anaga, una semana antes. Un buen entreno, subir un desnivel de 250m con un buen peso cargado a la espalda y terminar con una azada en las manos, haciendo mezcla de cemento para llenar los agujeros en el embarcadero debajo del faro. Con eso ya tenía mi conciencia en plan : "Marce, me debes una y ahora en el Faro a Faro hago lo que me sale de los..."
Al desafío se apuntaron mi amigo Ibán Hernández y su compañero del reto, Luis Hernández Cano. Quería ayudarles y seguirles para así vivir también el Faro a Faro. Lo primero que les ofrecí fue llevarles a Chamorga el viernes por la tarde. Y ya que iba hasta ahí, me auto-nombré voluntario en el faro de Anaga con la aparente aprobación de Marce, para no tener que volver al sur o dormir en el coche.
Ibán tenía que trabajar hasta las ocho por lo que no pudimos salir desde el sur hasta las 22h. (No me pregunten porque no podíamos salir a las 20h30, el tiempo que necesitaba Ibán para llegar de su trabajo, no lo sé...) Ir a Chamorga es una tortura, sobre todo para Luis, que iba detrás en el coche, y cuando faltaban unos 5km para llegar tuve que parar. Luis iba mareado como un pato. Demasiadas curvas. Se puso delante y cambié el modo de piloto de rally a dominguero. Sobrevivió (mas o menos) aunque quedaba por superar el tramo de 3km caminando hasta el faro.
Para dormir, los dos cracks trajeron colchonetas de playa ya hinchadas. De noche, con el frontal, con una colchoneta de playa fluorescente en un sendero de montaña... No hace falta que explique mas... Para colmo, pasamos por un tramo estrecho lleno de zarzas. Ambiente Faro a Faro totaaalllll!
En el faro buscamos unos huecos en el suelo libres e intentamos descansar.
A las 6 de la mañana, desayuno para los corredores, briefing a las 7 y a las 8 la salida de unos 60 valientes llenos de pasión. Para satisfacer de nuevo a mi conciencia y a la organización intenté ayudar en lo que pude con el reparto de café en el desayuno y recoger la basura después. Entre algunos que vinieron a ver la salida, el equipo de los drones, Juanita, Samu, Juanito y yo nos cargamos todas las esterillas y sacos de dormir de los participantes, que estimamos razonable, para llegar por el sendero de nuevo a Chamorga donde estaban los coches. Juanito se pasó, ni un burro habría llevado lo que él llevó. Pero es un animal. Más fuerte que burro y aunque fue perdiendo algunas cosas por el camino que cogí yo después, llegamos. Molidos. Yo, para mi, el reto Faro a Faro 2015, ya lo había hecho. Pero eso solo acababa de empezar.
Me llama Ibán. "Donde estás, estamos en Afur, necesitamos comida" "Pues van a tener que aguantarse hasta la pista de las Hiedras..." Pasaron casi todos y llegaron ellos. Tranquilos. Porque han dicho que sobre todo al principio, hay que ir tranquilo... Les digo, ya que han podido beber y comer, que no se paren en Cruz del Carmen y que luego les veo en las Canteras con croquetas.
No habían croquetas en Las Canteras pero conseguí unos churros de pescado...
Intenté animar a todos los demás que venían pasando. Ibán y Luis, al no pararse mucho en Cruz del Carmen, habían adelantado a varias parejas. Caminé con ellos en la subida de asfalto después de Las Canteras mientras nos comimos los churros. (yo tenía que comer también, claro !!)
Siguiente avituallamiento clandestino en El Ortigal. Me parecía feo ayudar solamente a Ibán y Luis, así que compré mas coca cola y mas fruta y recibí bastantes agradecimientos de los corredores. Yo feliz ! Todos iban con buenas caras, muy buen ambiente, a pesar de que ya llevaban casi 40 kilómetros con mucho desnivel y muuuucha humedad. Ahí me quedé hasta que pasaron los "escobas" y se acabaron mis ayudas clandestinas ya que no hay mas cruces con carretera entre La Esperanza y La Caldera de La Orotava.
En la Caldera estaban muchos familiares y amigos esperando a sus héroes. Los primeros en pasar eran el equipo Clator. Luego Nerea y Sergio, que se habían perdido en Las Mercedes y detrás el Lechu que iba tirando fuerte de Naira. Se hizo de noche. Muy fuerte iban también Ana y Helena, equipo GOT El Médano, aunque Helena no había podido recuperar lo suficiente de la Transalpine que acabó 3 semanas antes, y llegaba con alguna molestia en la pierna. Ya un poco mas separados iban llegando las demás parejas, no puedo ir nombrando a todos, lo siento. Aunque me impresionaron también Tomás Padrón y Eugenia Castro. Ellos contradicen las estadísticas sobre los efectos de la edad. Se fue acercando la hora límite de corte en La Caldera, las 22h30. Algo desesperado me fui un kilómetro en dirección contraria para encontrarme con Ibán y Luis. Cuando ya eran las 22h empecé a preocuparme mas. Yo había llegado a La Caldera el año anterior a las 20h30 y no me parecía normal que iban tan atrasados.
Un par de minutos antes del corte aparecieron, caminando tranquilos con unos palos gordos de madera como bastones... "Chaachoo, que es esoooo?" exclamé yo. "A correr, que no van a pasar el corte !!!"
Ibán iba bien pero Luis quería descansar. Pero les quedaba menos de 3 horas para subir los 13km hasta el Portillo. Parece mas que suficiente pero al ritmo que iban, sería justo y no había tiempo para descansar. Varias parejas no llegaron en el límite que se estableció. Algo que no ocurrió el año pasado. Un poco extraño porque no era un tiempo demasiado exigente y obviamente había que tenerlo en cuenta por mucho que querían empezar tranquilos.
El Portillo: Hace frío y los corredores ya no llegaban con esa alegría que se veía antes, algunos muy tocados. Muchas retiradas, entre ellas la del Lechu. Naira siguió con Toño. Y también la de Helena que después de enfriarse las piernas mientras comía y se cambiaba, notó mas fuerte la molestia en la pierna. Alguien le puso una crema pero el efecto al tocar la zona dañada fue un dolor tan intensó que casi se nos desmaya ahí mismo. KO. Con lágrimas continuó Ana acogida por otro equipo. De nuevo me preocupo cuando faltan 10 minutos para el tiempo límite y no hay señales de Ibán y Luis. Voy en dirección contraria y me encuentro a Ibán corriendo como si fuera una serie de 400 en subida. Luis venía detrás mas lento, diciendo que no podía mas y que se retiraba. Le dolían demasiado los pies y el ritmo que habían tenido que meter para llegar a tiempo lo mató. Intenté convencerle para que descansara un rato antes de decidir retirarse, pero en vano. Estaban en El Portillo en el último minuto antes del corte y subir a Rambleta sería de nuevo con esa presión de no llegar a tiempo.
Para continuar, Ibán tenía que esperar a la siguiente pareja y acoplarse a ellos. Pero eso no era posible porque era el último que llegó dentro del límite de tiempo. Supliqué a los penúltimos, los Correcaminos, que aun estaban ahí preparándose para seguir, que por favor esperen un poquito a que se prepare Ibán. Pero obviamente ellos también iban con esa presión de tener que llegar a tiempo a Rambleta... una situación muy incómoda. Metí mucha prisa a Ibán y estaba claro que era así o nada. Se cambió y no tuvo tiempo para comer. Eso iba a tener consecuencias pero sencillamente era eso o retirarse el también.
No fue todo disfrutar.
Cierre del avituallamiento en Portillo y me fui con Luis hasta Samara. Dormimos un poco en el coche. Escuché como animaron a los primeros que llegaron, el equipo Clator, a las 6h20 de la mañana pero no tenía fuerzas para salir del coche. Hacía mucho frío y yo, por las mañanas, a esas horas, no soy persona. Si salgo a animarles y me ven, se retiran, jaja. Sobre las 8 conseguí salir del coche. Nerea se tuvo que retirar en Rambleta y su compañero Sergio siguió con el equipo Clator. Los segundos en pasar eran Toño y Naira. El Teide cobró su tasa. Entre el desnivel brutal, la altura en si, el frío y errores de corredor en la hidratación y nutrición, los abandonos se multiplicaron. Temía mucho por Ibán, ya que no había comido en Portillo.
Llegó con los Correcaminos a Samara. Los últimos. Destrozado. Ya no tenía esa buena cara que había tenido hasta Portillo. Efectivamente, la falta de comida sólida en el Portillo, pasar la noche entera sin comer y el desnivel del Teide le rompieron. Pero Ibán es un fuera de serie cuando hay que sufrir. Funcionaba como un robot. Le metimos comida en la boca, le llenamos la mochila, le ayudamos a cambiarse a la ropa de día para soportar el calor que venía ahora... Pero ya iba con 45 minutos de margen. Junto a los Correcaminos salió, acompañado por el equipo de escobas, Davinia, Cristina y un chico (lo siento, no llegué a preguntar por su nombre, a ver si aprendo ser mas sociable...), hacía la meta. Menos de 40km les faltaban...
Seguimos hasta Partidos de Franchy. Saqué la sandía y mas naranjas y aunque el avituallamiento era de líquidos solo, clandestinamente puse la fruta en la misma mesa del avituallamiento... jeje. Mientras esperamos a Ibán (obviamente ya sabía que llegaría con los últimos) decidí cambiarme y prepararme para acompañar en los últimos 20km que quedaban. Luis seguiría con el coche.
O sea, para colmo que no pago inscripción, disfruto (y sufro) de todo el desafío y pretendo llegar corriendo a meta... Bueno, ya lo dije. "Marce, en este Faro a Faro hago lo que me sale de..." y no iba a quedar ahí la cosa.
Llega Ibán y cuando le digo que le acompaño ya ni reacciona. Creo que no sabía quien era yo. Obedecía mas o menos a las órdenes pero en vez de seguir a su equipo de Correcaminos se pega al último de los escobas que en ese momento seguían al equipo Lechutrail con Jose Dorta, Arcadio y Jose Manuel... Vamos extremadamente lentamente hacía Erjos y noto cierta tensión entre los tres Lechus porque obviamente no quieren ir tan lentos los tres. Cojo a Ibán y le digo "vamos, subimos el ritmo y vuelves hasta tu equipo, están justo delante". Sin contestar me siguió y en el cruce de la carretera en Erjos hicimos trampa para unirnos a los Correcaminos, cruzando la calle sin ir hasta el paso de peatones que estaba 100m mas abajo. Sin preocuparme mas por Ibán, me puse a hablar y los tres Correcaminos, Yeray, Aaron e Iván. (Iván con v...) iban muy bien, a ritmo militar marcando el paso. Después de los charcos de Erjos, empezando la subida, me doy cuenta de que Ibán se queda atrás. Espero por el y me dice: "amigo, aquí me retiro o descanso media hora" Uhfff. Que susto. Le veo la barriga muy hinchada y me confirma que se siente fatal, no le entra ni agua ni comida. ¡Cómo conozco esa sensación! Mucho peligro. Aviso a los Correcaminos y a la organización a través del whatsapp, que Ibán cambia de equipo y que esperamos a los Lechutrail. Se tira al suelo y le digo que solo tiene tiempo hasta que llegan ellos porque no sabemos si ellos querrán esperar por el. Llega Davinia y me pregunta que porqué estoy esperando. Ve una mochila en el suelo, pero no ve a Ibán. Le señalo los arbustos a su izquierda, y después de observar un rato y escuchar una voz, la respuesta a su pregunta quedó clara. Llegan los Lechus y se nota que la tensión que tenían antes entre ellos ya se resolvió. Ibán se reincorpora y contando mentiras, nos dice que ya se siente mejor. (muy típico de Ibán, menos mal que le conozco) Estoy asustado, sé como se siente y también sé que es por mi culpa al llevarle a un ritmo que no era el suyo con la excusa de tener que ir con los Correcaminos. Así que me pongo delante en la subida y voy pasito a pasito. Cuando llegamos arriba vamos 200m detrás del equipo Lechutrail e Ibán propone intentar trotar pero se lo prohibimos Cristina y yo. Ibán sigue obedeciendo como robot. El ritmo va subiendo solo, sin uno darse cuenta. Quizás por la agradable compañía de las chicas, Davinia y Cristina (permítenme echarles un pequeño piropo, si escribo lo que realmente pienso me tachan de viejo morboso) Alcanzamos a los Lechus y entre todos avanzamos a un ritmo muy bueno. También hay que decir que entre los paisajes, el aire fresco entre los arboles y el sendero precioso, todo invita a correr. Un poco antes del mirador de Baracán casi nos unimos a los Correcaminos pero en la bajada se escuchan los crujidos de las rodillas y los resoplidos, y perdemos de nuevo el buen ritmo. Ibán nos explicaba que conocía bien estos caminos de Taganana y que en ese momento se llamaba Carlos... Con el ruido que hizo la animadora y seguidora de los Correcaminos, (se escuchó en Los Gigantes y en Icod) despertó a Luis que nos esperaba en el mirador. Mientras se frotaba los ojos, comimos lo que quedaba de sandía y naranjas y seguimos. Todo bien hasta que llegamos a la bajada en asfalto a Teno Alto. Ni crujidos de rodilla ni resoplidos. No se escuchaban ni las pisadas porque poner el pie en el suelo con fuerza provocaba demasiado dolor. Lo que les animó llegar hasta abajo fueron los comentarios sobre la cerveza en el bar. En ese momento no nos preocupaba la hora límite para llegar a Teno. Al faro íbamos a llegar. No sabíamos cuando, pero lo principal era sentarse un momento.
A mi la cerveza me supo. Ibán optó por coca cola y seguía en modo robot averiado. Cuando mandamos orden de levantar se levantó, cogió unos bastones que no eran los suyos y se puso a caminar. Cuando le dije que esos no eran sus bastones me miró con cara de "a estas horas, a quien le importa el color de los bastones". Son detalles, pero se le quedan grabados a uno y me hacen reír. Pero seguía obedeciendo y los cambió por los suyos (que eran míos). Solo quedaban 7km pero conseguimos calcular que si el tiempo límite eran 35 horas, o sea, llegar antes de las 7 de la tarde, nos quedaba el tiempo justo y no podíamos relajarnos ya mas. Entre Ibán, Jose Dorta y yo, fuimos hablando y avanzando. Un poco detrás venían los demás. Ibán salió poco a poco de su estado "averiado" y los compañeros Lechutrail venían acercándose con l@s escobas. En la bajada técnica hasta la carretera de Teno no aguanté las ganas de disfrutar un rato y me fui hasta abajo en modo muflón. Y les esperé en la carretera. Protección civil estaba ahí y nos recordaron la obligación de llevar el chaleco reflectante. Uff, grave despiste. Lo llevaban los corredores pero los escoba no, ni yo tampoco... Que nos perdonen. Pero como eramos los últimos, y con eso también terminaban su turno los de protección civil, nos hicieron correr en el lado derecho de la carretera, delante de su coche que nos escoltaba. Llegando al faro, hasta encendieron la sirena así que todo Teno se enteró de nuestra llegada y que eramos los últimos. Impresionante el ambiente alrededor del faro. Todos me felicitaban por terminar el reto y yo les chocaba las manos y celebraba como si realmente hubiera hecho el Faro a Faro. Aunque luego no quisieron darme el chaleco Finisher, que por cierto, era precioso. Yo quiero uno, y le quitaré el bordado "Finisher", jaja.
Sesión de fotos con el faro mientras nos atienden por los cuatro lados (ropa, ducha (cubo de agua), déjame tu mochila, toma comida, que bebes, masaje, podólogo...)
Es realmente imposible describir las sensaciones en esos momentos. Hayas corrido o no, todo suena y huele a gloria.
Por segundo año consecutivo, el Faro a Faro ha dejado una huella imposible de borrar en mas de medio centenar de corredores de trail y yo he tenido la suerte de sentirlo y vivirlo, y que me perdonen por hacerlo en plan fresco "auto-invitado". He dado todo lo que pude a todos, sudé y pasé frío, me mataron los nervios cuando Ibán y Luis llegaban con el tiempo tan justo, pero también disfruté. (mucho)
Lo que hizo Ibán es increíble. Su fuerza mental y capacidad de aguantar el sufrimiento son inexplicables. Y hasta tirado en el suelo, casi sin respirar, te va a contestar que va bien, que todo va bien. Ir desde la Caldera hasta Rambleta sin comer, con los kilómetros que llevaba, el estrés por el corte y el sueño de la noche, habría significado la retirada para el 95% de los humanos. Pero supo activar su modo robot. Y hasta el robot iba con luces rojas intermitentes pero siguió. No estaba preparado para ese reto, pero quiso hacerlo y lo consiguió. Me quito el sombrero. No suelo felicitar a la gente que pone en peligro su salud para acabar una prueba, pero sé que él sabe mas de eso que todos nosotros. Felicidades Ibán. Felicidades a todos. Felicidades a los que lo intentaron y supieron tomar la decisión de parar antes de "morir". Felicidades a todos los voluntarios, familiares y amigos. Y las últimas felicidades, que por eso no son las menos importantes, a los que se atreven a organizar un evento de tal calibre, Marce, Eduardo, Andrés y todo 7Raid.