Este domingo, 1 de octubre, asistí a la Vulcan Race. Quise motivarme con recuerdos de ediciones anteriores pero no escribí nada. Qué pena. Es una de mis carreras favoritas, me encanta el recorrido, pero por alguna razón no he escrito relatos sino en 2012 cuando no la corrí, pero saqué fotos y 2013.
Pero me acordaba perfectamente del recorrido en detalle. La subida hasta Montañeta, sobre todo porque también la hicimos en el Demolition Tri y entrenando. Y luego, el bucle arriba por Arenas Negras es una zona tan bonita y agradable para correr, que es imposible olvidarse.
Al llegar a Garachico me doy cuenta que la Vulcan Race es una cita importante al encontrarme con tantas caras conocidas. Gran ambiente.
Me coloco bastante atrás en la linea de salida con Marce y Juani pero nada mas dar la salida, Marce busca camino hacía delante. Algunos mas adelantan empujando y notablemente algo molestos con el "tapón" de gente delante. Sin decir nada, pienso que son un poco mal educados y que pronto acabará su prisa ya que se asfixiarán en nada. Así que sigo pacíficamente el ritmo del pelotón hasta el primer tramo de asfalto que se convierte en la pista empedrada que sube hasta San Pedro. Ahí es fácil adelantar, el pelotón se estira, la mayoría se pone a caminar. Yo intento seguir trotando.
Aunque mi idea era de acabar la carrera tranquilo, disfrutando y sin sufrir, pasó lo de siempre... El pulso sube y no quiero bajar ritmo. Adelanto a Marce y me acuerdo del año pasado cuando me cogió bajando, bajamos un rato juntos y al final los dolores de cadera me obligaron a dejarle escapar. Si quiero terminar delante de él, habrá que coger bastante ventaja subiendo pero para animar le digo que ya nos veremos en la bajada. Ya llegando a Montañeta veo algún corredor de mi grupo de edad que suele luchar por podium, y también a Davinia de 7Raid. Davinia hizo el Faro a Faro de 60km la semana anterior y me da un poco de rabia que va delante de mi...jajaja, quiero adelantarla pero me quedo siempre a la misma distancia, adelantando a otros corredores, incluido el de mi grupo de edad. Troto bien en todo el tramo de pista en subida y veo también a Kiko con una mujer que acompañaba. Sin duda, estaba haciendo una buena subida y así me lo confirmó luego Strava, comparando con las otras veces que he subido.
Empieza la bajada y gracias al ibuprofeno, no tengo realmente dolor pero no quiero forzar. Son 10km de bajada y sé que cuando llega el dolor, toca caminar. Empiezan a adelantarme. El compañero de grupo de edad me pasa volando, en tres zancadas ya ni lo veía (me sacó 5 minutos en la bajada completa). Ya tampoco veía a Davinia. Pero detrás venía Marce. Así que intenté no aflojar. Mantuve el ritmo muy constante y disfruté bastante. Me encanta bajar. Que pena que ya no puedo soltar todo y volar...
Llego a meta en 2h30 super contento, buenas sensaciones. Gran carrera. Todo el mundo sonríe. La chica que lleva el micrófono anima llamando a todos los finishers por su nombre. Un minuto después llega Marce. Recuperó 3 minutos en la bajada pero eso quiere decir que yo le saqué 4 en la subida... jeje. Pique sano, divertido. A Marce le quedan 15 años para mejorar y ponerse a mi nivel en la misma edad, jajajaja. Lo conseguirá probablemente si sus tobillos aguantan.
No sé porqué, pero la Vulcan Race la llevo en el corazón, me encanta, ya lo dije al principio y lo repito. Volveré el año que viene, tranquilito, pensando en acabarla nada mas, como siempre, be finisher, y si cuadra, algo mas, jajaja.
CLASIFICACIONES
miércoles, 4 de octubre de 2017
martes, 3 de octubre de 2017
Para no dejar capítulos en blanco
seguimos escribiendo. Nunca se sabe, quizás algún día sacan una película basada en todos mis relatos. Cuando vuelvo a leer algunos, me parece muy factible, mucha película...
Puede que este capítulo de la serie sea un poco mas aburrido porque ha pasado poco drama en los últimos eventos, aparte de quedar muy atrás en las clasificaciones.
Pero dicen que para tener resultados hay que entrenar y prepararse. Pues, creo que puedo confirmarlo. Y también hay que llevar el físico al límite, sufrir. Pero ya sufro bastante de los dolores diarios como para darle un puntito mas en las carreras. O sea, acepto mis resultados, creo que he disfrutado, que es lo que busco ahora.
El triatlón de El Médano llevo haciéndolo 8 ediciones seguidas. No dudé ni un momento en inscribirme a la novena, por lo menos hasta diez tengo que poder llegar. La situación fue muy parecida a la del año pasado. Ninguna preparación para triatlón. Este año le di mas a la bici, pero correr casi cero. Y nadar, bueno, de vez en cuando para refrescarme los días de mar plato.
Lo que mas me gusta es ir relajado a la prueba, cero estrés. Dormí bien la noche anterior, y excepcionalmente, sin saber por qué, me desperté menos zombi que lo normal. Mi plan era no preocuparme para nada por el puesto y simplemente sumar otra prueba a la lista, disfrutar del ambiente. Pero me levanté diferente, de verdad, ni idea por qué. Con ganas de competir.
Después de dejar la bici y el resto de material en boxes volví a casa (que suerte tenerla cerca) a ponerme el neopreno y para calentar nadé desde Playa Chica hasta el lugar de la salida. Sé que no existen los milagros así que mis ganas de competir los dejo para el segmento de la bici y salgo desde la última fila en la playa para evitar que todos me pasan por encima. No nadé mal, nada que comentar.
Las transiciones las hice bastante bien también, ventajas de la experiencia.
Al no ser buen nadador pierdo la oportunidad de acoplarme a los grupos buenos en bici. Empiezo a adelantar y después de un par de kilómetros veo que somos 3 y vamos con cortos relevos devorando grupitos que no consiguen acoplarse. Aun así, terminando la primera vuelta tenemos un grupo considerable pegado a nuestras ruedas, sin aportar nada, por lo que decido atacar fuerte al pasar por el pueblo y en la subida saliendo. Dejamos atrás al grupo y seguimos los mismos 3 del principio que, sin hablarlo, acompañaron en el ataque. En la segunda vuelta, todo igual aunque perdimos uno de nuestro trio. Pero se acopló otro. Mismo escenario al llegar al pueblo, ataque, romper el grupo y seguimos. Pero el grupo detrás de nosotros era cada vez mas grande, absorbiendo todos los individuos sueltos que nos encontramos y se mantenía muy cerca. Llegaba a la transición con muy poca ventaja sobre un grupo muy grande.
Ya nada mas empezar a correr, me adelantaban uno tras otro. No me podía agobiar. Lo primero sería evitar dolor y mantener las buenas sensaciones. Aguanté el mismo ritmo, quizás apreté un poco mas al final, después de tomar el único gel que llevaba, por si notaba falta de fuerzas.
Y sin mas que comentar crucé la meta. Contento. Otro triatlón acabado. Buenas sensaciones durante los 3 segmentos y realmente me lo pasé muy bien en la bici, donde, como previsto, competí con todas mis fuerzas. Cogiendo rueda a gente mas fuerte podría haber hecho un mejor tiempo, pero estoy orgulloso de haber marcado el ritmo yo, y de todas formas agradeciendo la ayuda del compañero que me acompaño durante las 3 vueltas.
Me decepcioné un poco al ver que he corrido mas lento que nunca, pero, lo dije antes, no existen los milagros. Para correr mas rápido, hay que entrenar y no puedo hacerlo.
Ahora toca temporada de trabajo. Es como otra carrera. No me gusta tanto pero no queda otra, no se puede vivir como un gandul 365 días al año. 330 es suficiente.
Noches cortas, sueño todo el día y trabajar arrastrándome como en una ultra. Imposible añadir entrenamientos al horario.
Pero me apunto al acuatlón de la Caleta de Interián porque pienso que necesito distraerme por lo menos un rato y una prueba tan corta no me hará demasiado daño.
Cuando dejo de hacer deporte, mi cadera me molesta cada vez mas y correr casi imposible. Decido calentar un buen rato trotando despacio por las calles de La Caleta a ver si desaparece el óxido. Duele pero me alegra notar que con cada paso duele algo menos. No puedo forzarlo, la cadera marca el ritmo.
Salgo atrás del todo y mas o menos ahí me quedo hasta la transición a la natación. No llegué demasiado asfixiado al agua y pude nadar bastante bien. A mi ritmo, pero bien. Las condiciones de mar eran mucho mejores que el año pasado, aunque ahí, siempre hay corrientes y oleaje. Conseguí adelantar a gente en el agua, agüita, eso es algo nuevo para mi. Y después, intentar mantener el puesto corriendo. No corrí mas rápido que en la primera vuelta, pero supongo que los demás iban mas lentos, y conseguí mantener ese puesto, hasta recuperar uno mas, desde el 77 antes de nadar, el 59 después de nadar, el 58 en meta (90 en total).
Nada que celebrar, sino haber disfrutado mucho del ambiente y muy feliz. Feliz de disfrutar de esas sensaciones de piernas cansadas después de una prueba. Feliz de recibir tantos saludos aunque yo iba como siempre despistado sin saludar. Feliz por participar en una prueba donde ganar o ser mejor que otro es solo una anécdota y donde lo primero es estar entre amigos deportistas, algo que se nota en todo lo que organiza Basilio Bravo. Su lema "Be Finisher" por fin lo entiendo. No es que lo principal es llegar a meta, sino que llegar a meta es suficiente. Totalmente diferente.
RESULTADOS TRIATLÓN EL MÉDANO
Puede que este capítulo de la serie sea un poco mas aburrido porque ha pasado poco drama en los últimos eventos, aparte de quedar muy atrás en las clasificaciones.
Pero dicen que para tener resultados hay que entrenar y prepararse. Pues, creo que puedo confirmarlo. Y también hay que llevar el físico al límite, sufrir. Pero ya sufro bastante de los dolores diarios como para darle un puntito mas en las carreras. O sea, acepto mis resultados, creo que he disfrutado, que es lo que busco ahora.
El triatlón de El Médano llevo haciéndolo 8 ediciones seguidas. No dudé ni un momento en inscribirme a la novena, por lo menos hasta diez tengo que poder llegar. La situación fue muy parecida a la del año pasado. Ninguna preparación para triatlón. Este año le di mas a la bici, pero correr casi cero. Y nadar, bueno, de vez en cuando para refrescarme los días de mar plato.
Lo que mas me gusta es ir relajado a la prueba, cero estrés. Dormí bien la noche anterior, y excepcionalmente, sin saber por qué, me desperté menos zombi que lo normal. Mi plan era no preocuparme para nada por el puesto y simplemente sumar otra prueba a la lista, disfrutar del ambiente. Pero me levanté diferente, de verdad, ni idea por qué. Con ganas de competir.
Después de dejar la bici y el resto de material en boxes volví a casa (que suerte tenerla cerca) a ponerme el neopreno y para calentar nadé desde Playa Chica hasta el lugar de la salida. Sé que no existen los milagros así que mis ganas de competir los dejo para el segmento de la bici y salgo desde la última fila en la playa para evitar que todos me pasan por encima. No nadé mal, nada que comentar.
Las transiciones las hice bastante bien también, ventajas de la experiencia.
Al no ser buen nadador pierdo la oportunidad de acoplarme a los grupos buenos en bici. Empiezo a adelantar y después de un par de kilómetros veo que somos 3 y vamos con cortos relevos devorando grupitos que no consiguen acoplarse. Aun así, terminando la primera vuelta tenemos un grupo considerable pegado a nuestras ruedas, sin aportar nada, por lo que decido atacar fuerte al pasar por el pueblo y en la subida saliendo. Dejamos atrás al grupo y seguimos los mismos 3 del principio que, sin hablarlo, acompañaron en el ataque. En la segunda vuelta, todo igual aunque perdimos uno de nuestro trio. Pero se acopló otro. Mismo escenario al llegar al pueblo, ataque, romper el grupo y seguimos. Pero el grupo detrás de nosotros era cada vez mas grande, absorbiendo todos los individuos sueltos que nos encontramos y se mantenía muy cerca. Llegaba a la transición con muy poca ventaja sobre un grupo muy grande.
Ya nada mas empezar a correr, me adelantaban uno tras otro. No me podía agobiar. Lo primero sería evitar dolor y mantener las buenas sensaciones. Aguanté el mismo ritmo, quizás apreté un poco mas al final, después de tomar el único gel que llevaba, por si notaba falta de fuerzas.
Y sin mas que comentar crucé la meta. Contento. Otro triatlón acabado. Buenas sensaciones durante los 3 segmentos y realmente me lo pasé muy bien en la bici, donde, como previsto, competí con todas mis fuerzas. Cogiendo rueda a gente mas fuerte podría haber hecho un mejor tiempo, pero estoy orgulloso de haber marcado el ritmo yo, y de todas formas agradeciendo la ayuda del compañero que me acompaño durante las 3 vueltas.
Me decepcioné un poco al ver que he corrido mas lento que nunca, pero, lo dije antes, no existen los milagros. Para correr mas rápido, hay que entrenar y no puedo hacerlo.
Ahora toca temporada de trabajo. Es como otra carrera. No me gusta tanto pero no queda otra, no se puede vivir como un gandul 365 días al año. 330 es suficiente.
Noches cortas, sueño todo el día y trabajar arrastrándome como en una ultra. Imposible añadir entrenamientos al horario.
Pero me apunto al acuatlón de la Caleta de Interián porque pienso que necesito distraerme por lo menos un rato y una prueba tan corta no me hará demasiado daño.
Cuando dejo de hacer deporte, mi cadera me molesta cada vez mas y correr casi imposible. Decido calentar un buen rato trotando despacio por las calles de La Caleta a ver si desaparece el óxido. Duele pero me alegra notar que con cada paso duele algo menos. No puedo forzarlo, la cadera marca el ritmo.
Salgo atrás del todo y mas o menos ahí me quedo hasta la transición a la natación. No llegué demasiado asfixiado al agua y pude nadar bastante bien. A mi ritmo, pero bien. Las condiciones de mar eran mucho mejores que el año pasado, aunque ahí, siempre hay corrientes y oleaje. Conseguí adelantar a gente en el agua, agüita, eso es algo nuevo para mi. Y después, intentar mantener el puesto corriendo. No corrí mas rápido que en la primera vuelta, pero supongo que los demás iban mas lentos, y conseguí mantener ese puesto, hasta recuperar uno mas, desde el 77 antes de nadar, el 59 después de nadar, el 58 en meta (90 en total).
Nada que celebrar, sino haber disfrutado mucho del ambiente y muy feliz. Feliz de disfrutar de esas sensaciones de piernas cansadas después de una prueba. Feliz de recibir tantos saludos aunque yo iba como siempre despistado sin saludar. Feliz por participar en una prueba donde ganar o ser mejor que otro es solo una anécdota y donde lo primero es estar entre amigos deportistas, algo que se nota en todo lo que organiza Basilio Bravo. Su lema "Be Finisher" por fin lo entiendo. No es que lo principal es llegar a meta, sino que llegar a meta es suficiente. Totalmente diferente.
RESULTADOS TRIATLÓN EL MÉDANO
Where is the limit...
No puedo evitar hacer locuras. Quizás porque yo no lo veo como locuras.
La entrada anterior se llamaba guerra mental y tocaba ir a por otra batalla. Podía ganar, podía perder. Quizás tenía mas posibilidades de perder esta vez, pero es precisamente en esas situaciones que he podido vencer anteriormente y así volvió a ocurrir. Aunque ya rozando límites.
Quiero correr, no puedo correr. Corro... Así decía en esa publicación anterior. Y si, he corrido. 10km en montaña a buen ritmo. Y luego 23km que ya hay que llamar senderismo rápido. Una salida por semana y otra en bici. El resto de los días recuperando de los dolores de cadera.
De repente decido apuntarme a la Ultra del Nordeste en Anaga, probablemente la ultra mas dura de Canarias, desniveles brutales y por ser en Agosto, temperaturas extremas.
Creo que no soy capaz de darme cuenta de que esto no es una simple vueltita por el monte, ni me asusta. Pienso que puedo ir a caminar y trotar algo, disfrutar y el resto ya se verá.
Se va acercando la fecha y todos me dicen que sin entrenar, eso no se puede hacer, estoy loco.
Pienso que entrenar sería para poder acabarla en menos tiempo, pero que tengo fondo suficiente y la experiencia necesaria para acabarla sin arriesgar mi salud, o sino retirarme en cualquier momento si veo que algo va mal.
Pero es verdad que al final empiezo a dudar y terminé diciendo que si acababa esto, escribiría un libro.
Y porqué? Bueno. Opino cosas sobre esa nueva moda de ser deportista de élite generalizada. No creo que puedo plasmar muy bien lo que quiero decir y como colmo, no soy buen ejemplo.
Pero luego pienso también que por qué voy a criticar lo que hacen los demás. Si la gente es feliz haciendo lo que hacen, pues, adelante.
Es todo un negocio, pero así funciona este mundo.
Entrenadores personales, fisioterapeutas, pruebas de esfuerzo, planes de entrenamiento, barritas energéticas, geles, recuperadores, equipamiento, leer todas las revistas y páginas web relacionadas, series, salidas largas, entrenamientos cruzados, recuperación activa, control sobre la alimentación, carbohidratos, proteínas, pastillas de magnesio, aminoácidos, estiramientos, masajes de descarga múscular, analizar tu pisada, técnica de correr, medias de compresión, analizar el color de tu caca... la lista es interminable.
¿Es necesario todo esto?
Yo soy el primero en obsesionarme con las cosas pero lo admito y sé que no es lo mejor.
En fin, mi reto era demostrar que no es necesario todo esto. No hice la Ultra del Nordeste por esto, tenía ganas de hacerla pero sin haber entrenado significaba un reto nuevo.
Y peor me podía haber salido. Como ya dije antes, es una ultra muy dura y mas de la mitad de los participantes se retirarían.
Salí muy lento porque no era capaz de ir mas rápido, pero en la subida a Chinamada fui cogiendo ritmo. Luego volvieron a adelantarme muchos pero como es una ultra, no me preocupaba nada. En la subida después de Benijo empezó el sufrimiento, pero eso era así para la mayoría. En Lomo de las Bodegas monté mi primer número. Fui a echarme un rato debajo de un árbol, no podía mas. Intenté hidratarme bien y recuperar. Perdí bastante tiempo y salí de ahí con apenas una decena de corredores detrás de mi. De ahí hasta el avituallamiento en el barranco de Igueste me adelantaron algunos con lo que empecé a subir hacía la Cancelilla con unos 6 personas detrás de mi aun. El sol pegaba con intensidad máxima y poco a poco fui perdiendo fuerzas. Había que llegar a la zona de árboles para encontrar sombra, pero se hizo eterno, pasito a pasito, cada vez mas lento. Lo de siempre, sudaba mas de lo que mi cuerpo es capaz de absorber bebiendo. Supongo que es ilegal, pero habría que poder llevar un suero en la mochila y enganchar la aguja al camelback. Una vez arriba había asfalto hasta el Bailadero pero era incapaz de correr. Era incapaz de caminar. Me paré varias veces, se me acalambraban las dos piernas a la vez y me quedaba plantado como un tronco de árbol en la carretera. Nunca me había pasado tan fuerte. Con estilo robot, caminando sin doblar las piernas, conseguí llegar al avituallamiento en el albergue. Ahí monté el segundo número, el clásico. Los de la Cruz Roja preguntando si les acompañaba a la ambulancia pero lo negaba, les pedía tiempo para recuperar. Después de unos minutos empecé a poder razonar, beber y comer. Aun no iba último, a pesar de todo, solo me adelantaron dos. Pero quedaba mucho. Había que bajar de nuevo a Taganana y volver a subir... Conseguí recuperar suficiente para levantarme y caminar. Intentaba correr, pero me seguían entrando calambres. Después del Bailadero, ya en la bajada técnica a Taganana, por fin, se quitaron los calambres. Llegué un poco mejor a Taganana, me dejaron un par de pastillas de sales, porque ya había tomado todas las que llevaba yo y seguí. Cuando llego arriba me dicen que ya quedan solo dos personas detrás de mi, los demás se retiraron. Los vi llegar y me marché porque mentalmente, no quería ir último... De nuevo bajar hasta Afur y volver a subir. "De verdad, el Lechu es un "cabrón", nos quiere matar" pienso, cuando veo que además no bajamos a Afur por el camino normal, sino desviándonos por un camino impracticable debajo de Roque Negro.
En Afur se retirarían los dos que me venían detrás por lo que ya iba último hacía Cruz del Carmen. Me quedaban unos 15 minutos para el corte cuando llegué ahí y los gasté en descansar y hablar con Juan, compañero con el que fui a la carrera y que se retiraba ahí después de vomitar varias veces y recibir suero para recuperar. En el último minuto del corte, salí de Cruz del Carmen pero sabía que sería imposible, en el estado en el que me encontraba, llegar a meta en dos horas, el límite final. De todas formas, no habían mas cortes y no me retiraba. Lo que me preocupaba ahora eran los corredores escoba. No quería tenerles presionándome y pedí a Javi Sánchez, que estaba ayudando en el avituallamiento, entretenerlos un ratito para coger ventaja... jeje.
Me encontraba relativamente bien (con 65km en las piernas...) e intenté correr todo, nada de caminar. Había que intentar llegar a meta a tiempo. Me hubiera gustado poder ver después mi ritmo pero el Garmin se quedó sin batería y se apagó. Algo no cuadraba. Porque 15km en dos horas, si no paro de correr, tenía que ser posible. Además casi todo bajada, aunque técnica en La Goleta y Tegueste. Conseguí adelantar a un corredor después de la bajada de La Goleta así que ya no iba el último y detrás veía la luz de los frontales de los corredores escoba, estaban a una distancia "safe". Cuando llego al último avituallamiento en Tegueste les pregunto por la hora y me dicen "las doce menos dos minutos", o sea, me quedaban 2 minutos para llegar a meta en Tejina, unos 4km... Ni Usain Bolt, ni Mo Farah... pero los chicos me animaban y decían, "vamos, vamos, hay que intentarlo" jajaja. Al rato escucho las doce campanadas de la iglesia de Tegueste...Seguí corriendo esperando que me darían un poco mas de tiempo, pero cuando entré en Tejina, unas personas que me indicaban por donde ir, me decían "no corras, no vale la pena, ya está recogida la entrada en meta". Un poco decepcionado me puse a caminar e intenté seguir de todas formas la ruta hasta meta. Y bueno, no estaba recogida la meta, pero sí el cronometraje. Me senté a comer un buen plato de comida que ofrecían en meta y después de un rato apareció alguien con una medalla finisher, porque aunque fuera de tiempo, finisher fui ! Bonito detalle. Y otro rato después aparecieron los corredores escoba. Les pregunté por el corredor que había adelantado, pero me dijeron que bajó con ellos hasta Tegueste y ahí se quedó.
O sea, por primera vez en mi entera carrera de deportista aficionado(casi 10 años en triatlón y atletismo) he conseguido cruzar una meta en el último puesto. O no, no lo conseguí, porque no salgo en la clasificación...
Bueno, último en llegar, eso sí.
Chiquita aventura. Quizás hay que entrenar un poco para hacer una ultra. O quizás no y el problema fueron las condiciones climatológicas con lo que era mas probable que me retiraba como la mitad de los participantes que sí habían entrenado para la carerra !
La entrada anterior se llamaba guerra mental y tocaba ir a por otra batalla. Podía ganar, podía perder. Quizás tenía mas posibilidades de perder esta vez, pero es precisamente en esas situaciones que he podido vencer anteriormente y así volvió a ocurrir. Aunque ya rozando límites.
Quiero correr, no puedo correr. Corro... Así decía en esa publicación anterior. Y si, he corrido. 10km en montaña a buen ritmo. Y luego 23km que ya hay que llamar senderismo rápido. Una salida por semana y otra en bici. El resto de los días recuperando de los dolores de cadera.
De repente decido apuntarme a la Ultra del Nordeste en Anaga, probablemente la ultra mas dura de Canarias, desniveles brutales y por ser en Agosto, temperaturas extremas.
Creo que no soy capaz de darme cuenta de que esto no es una simple vueltita por el monte, ni me asusta. Pienso que puedo ir a caminar y trotar algo, disfrutar y el resto ya se verá.
Se va acercando la fecha y todos me dicen que sin entrenar, eso no se puede hacer, estoy loco.
Pienso que entrenar sería para poder acabarla en menos tiempo, pero que tengo fondo suficiente y la experiencia necesaria para acabarla sin arriesgar mi salud, o sino retirarme en cualquier momento si veo que algo va mal.
Pero es verdad que al final empiezo a dudar y terminé diciendo que si acababa esto, escribiría un libro.
Y porqué? Bueno. Opino cosas sobre esa nueva moda de ser deportista de élite generalizada. No creo que puedo plasmar muy bien lo que quiero decir y como colmo, no soy buen ejemplo.
Pero luego pienso también que por qué voy a criticar lo que hacen los demás. Si la gente es feliz haciendo lo que hacen, pues, adelante.
Es todo un negocio, pero así funciona este mundo.
Entrenadores personales, fisioterapeutas, pruebas de esfuerzo, planes de entrenamiento, barritas energéticas, geles, recuperadores, equipamiento, leer todas las revistas y páginas web relacionadas, series, salidas largas, entrenamientos cruzados, recuperación activa, control sobre la alimentación, carbohidratos, proteínas, pastillas de magnesio, aminoácidos, estiramientos, masajes de descarga múscular, analizar tu pisada, técnica de correr, medias de compresión, analizar el color de tu caca... la lista es interminable.
¿Es necesario todo esto?
Yo soy el primero en obsesionarme con las cosas pero lo admito y sé que no es lo mejor.
En fin, mi reto era demostrar que no es necesario todo esto. No hice la Ultra del Nordeste por esto, tenía ganas de hacerla pero sin haber entrenado significaba un reto nuevo.
Y peor me podía haber salido. Como ya dije antes, es una ultra muy dura y mas de la mitad de los participantes se retirarían.
Salí muy lento porque no era capaz de ir mas rápido, pero en la subida a Chinamada fui cogiendo ritmo. Luego volvieron a adelantarme muchos pero como es una ultra, no me preocupaba nada. En la subida después de Benijo empezó el sufrimiento, pero eso era así para la mayoría. En Lomo de las Bodegas monté mi primer número. Fui a echarme un rato debajo de un árbol, no podía mas. Intenté hidratarme bien y recuperar. Perdí bastante tiempo y salí de ahí con apenas una decena de corredores detrás de mi. De ahí hasta el avituallamiento en el barranco de Igueste me adelantaron algunos con lo que empecé a subir hacía la Cancelilla con unos 6 personas detrás de mi aun. El sol pegaba con intensidad máxima y poco a poco fui perdiendo fuerzas. Había que llegar a la zona de árboles para encontrar sombra, pero se hizo eterno, pasito a pasito, cada vez mas lento. Lo de siempre, sudaba mas de lo que mi cuerpo es capaz de absorber bebiendo. Supongo que es ilegal, pero habría que poder llevar un suero en la mochila y enganchar la aguja al camelback. Una vez arriba había asfalto hasta el Bailadero pero era incapaz de correr. Era incapaz de caminar. Me paré varias veces, se me acalambraban las dos piernas a la vez y me quedaba plantado como un tronco de árbol en la carretera. Nunca me había pasado tan fuerte. Con estilo robot, caminando sin doblar las piernas, conseguí llegar al avituallamiento en el albergue. Ahí monté el segundo número, el clásico. Los de la Cruz Roja preguntando si les acompañaba a la ambulancia pero lo negaba, les pedía tiempo para recuperar. Después de unos minutos empecé a poder razonar, beber y comer. Aun no iba último, a pesar de todo, solo me adelantaron dos. Pero quedaba mucho. Había que bajar de nuevo a Taganana y volver a subir... Conseguí recuperar suficiente para levantarme y caminar. Intentaba correr, pero me seguían entrando calambres. Después del Bailadero, ya en la bajada técnica a Taganana, por fin, se quitaron los calambres. Llegué un poco mejor a Taganana, me dejaron un par de pastillas de sales, porque ya había tomado todas las que llevaba yo y seguí. Cuando llego arriba me dicen que ya quedan solo dos personas detrás de mi, los demás se retiraron. Los vi llegar y me marché porque mentalmente, no quería ir último... De nuevo bajar hasta Afur y volver a subir. "De verdad, el Lechu es un "cabrón", nos quiere matar" pienso, cuando veo que además no bajamos a Afur por el camino normal, sino desviándonos por un camino impracticable debajo de Roque Negro.
En Afur se retirarían los dos que me venían detrás por lo que ya iba último hacía Cruz del Carmen. Me quedaban unos 15 minutos para el corte cuando llegué ahí y los gasté en descansar y hablar con Juan, compañero con el que fui a la carrera y que se retiraba ahí después de vomitar varias veces y recibir suero para recuperar. En el último minuto del corte, salí de Cruz del Carmen pero sabía que sería imposible, en el estado en el que me encontraba, llegar a meta en dos horas, el límite final. De todas formas, no habían mas cortes y no me retiraba. Lo que me preocupaba ahora eran los corredores escoba. No quería tenerles presionándome y pedí a Javi Sánchez, que estaba ayudando en el avituallamiento, entretenerlos un ratito para coger ventaja... jeje.
Me encontraba relativamente bien (con 65km en las piernas...) e intenté correr todo, nada de caminar. Había que intentar llegar a meta a tiempo. Me hubiera gustado poder ver después mi ritmo pero el Garmin se quedó sin batería y se apagó. Algo no cuadraba. Porque 15km en dos horas, si no paro de correr, tenía que ser posible. Además casi todo bajada, aunque técnica en La Goleta y Tegueste. Conseguí adelantar a un corredor después de la bajada de La Goleta así que ya no iba el último y detrás veía la luz de los frontales de los corredores escoba, estaban a una distancia "safe". Cuando llego al último avituallamiento en Tegueste les pregunto por la hora y me dicen "las doce menos dos minutos", o sea, me quedaban 2 minutos para llegar a meta en Tejina, unos 4km... Ni Usain Bolt, ni Mo Farah... pero los chicos me animaban y decían, "vamos, vamos, hay que intentarlo" jajaja. Al rato escucho las doce campanadas de la iglesia de Tegueste...Seguí corriendo esperando que me darían un poco mas de tiempo, pero cuando entré en Tejina, unas personas que me indicaban por donde ir, me decían "no corras, no vale la pena, ya está recogida la entrada en meta". Un poco decepcionado me puse a caminar e intenté seguir de todas formas la ruta hasta meta. Y bueno, no estaba recogida la meta, pero sí el cronometraje. Me senté a comer un buen plato de comida que ofrecían en meta y después de un rato apareció alguien con una medalla finisher, porque aunque fuera de tiempo, finisher fui ! Bonito detalle. Y otro rato después aparecieron los corredores escoba. Les pregunté por el corredor que había adelantado, pero me dijeron que bajó con ellos hasta Tegueste y ahí se quedó.
O sea, por primera vez en mi entera carrera de deportista aficionado(casi 10 años en triatlón y atletismo) he conseguido cruzar una meta en el último puesto. O no, no lo conseguí, porque no salgo en la clasificación...
Bueno, último en llegar, eso sí.
Chiquita aventura. Quizás hay que entrenar un poco para hacer una ultra. O quizás no y el problema fueron las condiciones climatológicas con lo que era mas probable que me retiraba como la mitad de los participantes que sí habían entrenado para la carerra !