martes, 3 de octubre de 2017

Where is the limit...

No puedo evitar hacer locuras. Quizás porque yo no lo veo como locuras.
La entrada anterior se llamaba guerra mental y tocaba ir a por otra batalla. Podía ganar, podía perder. Quizás tenía mas posibilidades de perder esta vez, pero es precisamente en esas situaciones que he podido vencer anteriormente y así volvió a ocurrir. Aunque ya rozando límites.
Quiero correr, no puedo correr. Corro... Así decía en esa publicación anterior. Y si, he corrido. 10km en montaña a buen ritmo. Y luego 23km que ya hay que llamar senderismo rápido. Una salida por semana y otra en bici. El resto de los días recuperando de los dolores de cadera.
De repente decido apuntarme a la Ultra del Nordeste en Anaga, probablemente la ultra mas dura de Canarias, desniveles brutales y por ser en Agosto, temperaturas extremas.
Creo que no soy capaz de darme cuenta de que esto no es una simple vueltita por el monte, ni me asusta. Pienso que puedo ir a caminar y trotar algo, disfrutar y el resto ya se verá.
Se va acercando la fecha y todos me dicen que sin entrenar, eso no se puede hacer, estoy loco.
Pienso que entrenar sería para poder acabarla en menos tiempo, pero que tengo fondo suficiente y la experiencia necesaria para acabarla sin arriesgar mi salud, o sino retirarme en cualquier momento si veo que algo va mal.
Pero es verdad que al final empiezo a dudar y terminé diciendo que si acababa esto, escribiría un libro.
Y porqué? Bueno. Opino cosas sobre esa nueva moda de ser deportista de élite generalizada. No creo que puedo plasmar muy bien lo que quiero decir y como colmo, no soy buen ejemplo.
Pero luego pienso también que por qué voy a criticar lo que hacen los demás. Si la gente es feliz haciendo lo que hacen, pues, adelante.
Es todo un negocio, pero así funciona este mundo.
Entrenadores personales, fisioterapeutas, pruebas de esfuerzo, planes de entrenamiento, barritas energéticas, geles, recuperadores, equipamiento, leer todas las revistas y páginas web relacionadas, series, salidas largas, entrenamientos cruzados, recuperación activa, control sobre la alimentación, carbohidratos, proteínas, pastillas de magnesio, aminoácidos, estiramientos, masajes de descarga múscular, analizar tu pisada, técnica de correr, medias de compresión, analizar el color de tu caca... la lista es interminable.
¿Es necesario todo esto?
Yo soy el primero en obsesionarme con las cosas pero lo admito y sé que no es lo mejor.
En fin, mi reto era demostrar que no es necesario todo esto. No hice la Ultra del Nordeste por esto, tenía ganas de hacerla pero sin haber entrenado significaba un reto nuevo.
Y peor me podía haber salido. Como ya dije antes, es una ultra muy dura y mas de la mitad de los participantes se retirarían.
Salí muy lento porque no era capaz de ir mas rápido, pero en la subida a Chinamada fui cogiendo ritmo. Luego volvieron a adelantarme muchos pero como es una ultra, no me preocupaba nada. En la subida después de Benijo empezó el sufrimiento, pero eso era así para la mayoría. En Lomo de las Bodegas monté mi primer número. Fui a echarme un rato debajo de un árbol, no podía mas. Intenté hidratarme bien y recuperar. Perdí bastante tiempo y salí de ahí con apenas una decena de corredores detrás de mi. De ahí hasta el avituallamiento en el barranco de Igueste me adelantaron algunos con lo que empecé a subir hacía la Cancelilla con unos 6 personas detrás de mi aun. El sol pegaba con intensidad máxima y poco a poco fui perdiendo fuerzas. Había que llegar a la zona de árboles para encontrar sombra, pero se hizo eterno, pasito a pasito, cada vez mas lento. Lo de siempre, sudaba mas de lo que mi cuerpo es capaz de absorber bebiendo. Supongo que es ilegal, pero habría que poder llevar un suero en la mochila y enganchar la aguja al camelback. Una vez arriba había asfalto hasta el Bailadero pero era incapaz de correr. Era incapaz de caminar. Me paré varias veces, se me acalambraban las dos piernas a la vez y me quedaba plantado como un tronco de árbol en la carretera. Nunca me había pasado tan fuerte. Con estilo robot, caminando sin doblar las piernas, conseguí llegar al avituallamiento en el albergue. Ahí monté el segundo número, el clásico. Los de la Cruz Roja preguntando si les acompañaba a la ambulancia pero lo negaba, les pedía tiempo para recuperar. Después de unos minutos empecé a poder razonar, beber y comer. Aun no iba último, a pesar de todo, solo me adelantaron dos. Pero quedaba mucho. Había que bajar de nuevo a Taganana y volver a subir... Conseguí recuperar suficiente para levantarme y caminar. Intentaba correr, pero me seguían entrando calambres. Después del Bailadero, ya en la bajada técnica a Taganana, por fin, se quitaron los calambres. Llegué un poco mejor a Taganana, me dejaron un par de pastillas de sales, porque ya había tomado todas las que llevaba yo y seguí. Cuando llego arriba me dicen que ya quedan solo dos personas detrás de mi, los demás se retiraron. Los vi llegar y me marché porque mentalmente, no quería ir último... De nuevo bajar hasta Afur y volver a subir. "De verdad, el Lechu es un "cabrón", nos quiere matar" pienso, cuando veo que además no bajamos a Afur por el camino normal, sino desviándonos por un camino impracticable debajo de Roque Negro.
En Afur se retirarían los dos que me venían detrás por lo que ya iba último hacía Cruz del Carmen. Me quedaban unos 15 minutos para el corte cuando llegué ahí y los gasté en descansar y hablar con Juan, compañero con el que fui a la carrera y que se retiraba ahí después de vomitar varias veces y recibir suero para recuperar. En el último minuto del corte, salí de Cruz del Carmen pero sabía que sería imposible, en el estado en el que me encontraba, llegar a meta en dos horas, el límite final. De todas formas, no habían mas cortes y no me retiraba. Lo que me preocupaba ahora eran los corredores escoba. No quería tenerles presionándome y pedí a Javi Sánchez, que estaba ayudando en el avituallamiento, entretenerlos un ratito para coger ventaja... jeje.
Me encontraba relativamente bien (con 65km en las piernas...) e intenté correr todo, nada de caminar. Había que intentar llegar a meta a tiempo. Me hubiera gustado poder ver después mi ritmo pero el Garmin se quedó sin batería y se apagó. Algo no cuadraba. Porque 15km en dos horas, si no paro de correr, tenía que ser posible. Además casi todo bajada, aunque técnica en La Goleta y Tegueste. Conseguí adelantar a un corredor después de la bajada de La Goleta así que ya no iba el último y detrás veía la luz de los frontales de los corredores escoba, estaban a una distancia "safe". Cuando llego al último avituallamiento en Tegueste les pregunto por la hora y me dicen "las doce menos dos minutos", o sea, me quedaban 2 minutos para llegar a meta en Tejina, unos 4km... Ni Usain Bolt, ni Mo Farah... pero los chicos me animaban y decían, "vamos, vamos, hay que intentarlo" jajaja. Al rato escucho las doce campanadas de la iglesia de Tegueste...Seguí corriendo esperando que me darían un poco mas de tiempo, pero cuando entré en Tejina, unas personas que me indicaban por donde ir, me decían "no corras, no vale la pena, ya está recogida la entrada en meta". Un poco decepcionado me puse a caminar e intenté seguir de todas formas la ruta hasta meta. Y bueno, no estaba recogida la meta, pero sí el cronometraje. Me senté a comer un buen plato de comida que ofrecían en meta y después de un rato apareció alguien con una medalla finisher, porque aunque fuera de tiempo, finisher fui ! Bonito detalle. Y otro rato después aparecieron los corredores escoba. Les pregunté por el corredor que había adelantado, pero me dijeron que bajó con ellos hasta Tegueste y ahí se quedó.
O sea, por primera vez en mi entera carrera de deportista aficionado(casi 10 años en triatlón y atletismo) he conseguido cruzar una meta en el último puesto. O no, no lo conseguí, porque no salgo en la clasificación...
Bueno, último en llegar, eso sí.
Chiquita aventura. Quizás hay que entrenar un poco para hacer una ultra. O quizás no y el problema fueron las condiciones climatológicas con lo que era mas probable que me retiraba como la mitad de los participantes que sí habían entrenado para la carerra !




1 comentario:

Marta Sánchez dijo...

Jajaja.. ya quisieran muchos!! :-)

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