Mientras el mundo entero se haya paralizado con las caras fijadas en las pantallas para ver fútbol, yo aprovecho para escribir algo sobre mi octava participación en la K42.
Como ya escribí en el relato del 2017 (K42 2017), a pesar de ser 8 veces la misma carrera, las historias han sido diferentes en cada edición. Esta vez un poco mas por el cambio en el recorrido.
Por una razón que no me queda claro, ya no podemos hacer la subida de Punta del Hidalgo a Chinamada y la organización optó por la opción que menos altera el antiguo recorrido pasando por Bejía y Los Batanes y de ahí a Chinamada, ese último tramo, muy espectacular, terriblemente técnico y con una subida mortal al final.
No tenía claro como iba afectar este cambio a la dureza y los resultados, y ahora, después de haberlo hecho dos veces (si, dos, esto lo explico ahora mismo) sigo sin tener claro si cambia algo. Opino que es mas duro este nuevo recorrido pero en tiempo total no cambia nada por ser 2km mas corta la carrera.
Lo que no se debe hacer en una película es empezar por decir como acaba. Pero a mi no me asusta hacer lo que no se debe... Así que empiezo por comentar que la carrera me salió mal, muy muy mal, lo pasé fatal y no fue una agradable excursión.
Y otra cosa que no se debe hacer es correr una carrera con zapatillas nuevas...pero como a mi eso no me asusta...
El día antes de la carrera fui a recoger el dorsal. Hacer el viaje hasta La Laguna solamente para recoger un dorsal me parece irresponsable con el medio ambiente. Hay que aprovechar el viaje. Tenía que comprar geles y sales, y una vez en la tienda se me ocurrió que podía aprovechar para comprar unas zapatillas nuevas. Vi que tenían las Dynafit Feline que tanto me gustaban ahí por el 2015 y no podía imaginarme que algo tan bueno lo cambiaran a peor. Las probé en la tienda, no lo pensé mucho, las compré y cuando volví al coche vi que tenía pantalones y camiseta de correr ahí de algún entrenamiento anterior (con el consecuente mal olor del sudor secado durante una semana dentro del coche), así que salí a probarlas y darles el rodaje necesario antes de usarlas en carrera. Los 3 primeros kilómetros de la carrera, ida y vuelta, la subida del Bronco y lo mismo en bajada, y no me dieron malas sensaciones.
Cuando llegué a casa me puse a leer los comentarios sobre esas zapatillas en trailrunningreview.com y me quedé un poco decepcionado. Decían que Dynafit había decidido cambiar por completo su modelo clásico Feline. Zapatillas "fáciles" con buen agarre pero un poco lentas.
Pues bueno, he ido mas lento que nunca, pierdo las dos uñas de los dedos gordos y he tenido durante 5 días un dolor en ambos gemelos que nunca he tenido. No sé si volveré a usarlas, he tirado 140€ a la basura.
Con esta introducción acabo de explicar el primer punto que me hizo pasarlo tan mal en la carrera.
El día antes de la carrera llovió, La Laguna estaba metido dentro de las nubes, todo estaba encharcado. Hubiera sido un día espectacular para correr la K42. Pero la previsión para el domingo era soleado y con temperaturas altas. Esto sobre el terreno encharcado nos iba a asegurar una humedad altísima.
Llevé mas pastillas de sales que habitualmente para estar preparado...
Salida como siempre a las 9 de la mañana. Había calentado un poco antes y esta vez no quise ponerme a la cola de los 500 participantes, probablemente estaba por la mitad. Fue una salida cómoda, en seguida estábamos todos trotando en los primeros 500m de calle en llano, seguramente demasiado rápidos, y lo mismo, como cada año, en la subida al Bronco y el primer tramo. Pero me concentré en no agobiarme en los embudos de los primeros pases técnicos, ya habría tiempo para correr y se podían aprovechar para bajar un poco el pulso.
Así fue hasta el primer avituallamiento en el mirador de Zapata. De ahí hasta Tegueste fue todo rodado con espacio entre los corredores. Siempre se vuelve a taponar un poco en el tramo de bajada de Tegueste al barranco de La Goleta pero de nuevo me concentré en no agobiarme. Ya hacía mucho calor y estaba sudando en exceso.
La subida de La Goleta me suele ir muy bien, adelantando muchos corredores. Y fue mas o menos así también esta vez, quizá un poco mas lento por el calor y la humedad, pero hasta el segundo paso por el avituallamiento en el cruce con Los Dornajos todo iba bien.
Ya los primeros 21km hechos. En la bajada hacía Punta del Hidalgo noté como se me iban las fuerzas y empezó el malestar. Probablemente no reaccioné lo suficiente, iba en modo competición y en vez de buscar buenas sensaciones, sobre todo mentales, empecé a agobiarme un poco. Cada kilómetro parecía que mis piernas ganaban un kilo de peso cada una. No solamente las piernas, porque tuve que aflojar la pulsera del reloj, tenía las muñecas hinchadas, nunca me había pasado eso.
La subida al caserío de Bejía fue un infierno. O eso pensaba sin saber lo que aun tenía que venir.
Llegué a Los Batanes con muy malas sensaciones pero intentaba ignorarlas. Bajaba los escalones como un anciano que se había dejado el bastón en casa y cuando llegué a la subida hacía Chinamada no podía hacer mas de 5 pasos sin parar a descansar unos segundos. Se me hizo eterno y en la parte final perdía el equilibrio y veía todo en niebla.
Chinamada es un lugar maldito. Si quieren visitarlo, vayan en coche ! Jaja.
Me senté en una silla y me dieron hielo para refrescar la cabeza, el cuello, mis piernas y las muñecas. Rellené agua, bebí agua también pero no comí nada porque sé que en esa situación me provocaría a vomitar directamente.
Salí de ahí caminando pero después de 200m estaba tan mareado que di la vuelta y volví al avituallamiento. Decidí esperar ahí a ver si mejoraban mis sensaciones y sino, a retirarme.
Pero eso último no es fácil que lo haga, así que en cuanto pude caminar sin marearme, lo hice y me puse a calcular cuanto tardaría en hacer los 12km restantes caminando...pero con la esperanza que dentro del bosque mas arriba, la cosa iba a mejorar.
Es duro mentalmente acabar una carrera en estas condiciones, pero al mismo tiempo sabía que lo peor ya había pasado. Lo único era el tiempo, hay que olvidar por completo el resultado y el puesto.
Logré llegar a Cruz del Carmen, mis piernas no volvieron a encontrar fuerzas y la bajada a Jardina fue la mas lenta de mi historial. Quizá los últimos 4km fueron algo mejor y la entrada a meta era hasta decente, pero muy tarde...7h16 de carrera.
Estaba muy muy decepcionado. Tanta experiencia y no entendía que aun podía caer en esa trampa, deshidratarme por sudar en exceso, dolor en los pies durante 30km por esas zapatillas malditas, no poder tomar los geles necesarios por miedo a vomitar y una carrera que no he podido disfrutar nada, nada, nada.
Pasado 5 días seguía decepcionado y se me ocurrió que debía volver y hacer la carrera entera yo solo, buscando buenas sensaciones. Y si tardaba también 7 horas, que así fuera, pero disfrutando de un día en las montañas de Anaga como tenía que haber sido.
Hace mucho tiempo que no he hecho tal cosa solo, muchos años. Tenía alguna duda sobre la gestión de comida y agua, qué llevar, donde parar.
Desde la salida hasta el kilómetro 25, en Los Batanes, no hay ningún sitio donde comprar algo, y con la subida de La Goleta en medio. Decidí llevar geles, una galleta energética, pastillas de sales y 4 flasks de 500ml de agua. La mochila pesaba bastante mas que durante la carrera, bueno, al menos 1kg por ese litro de agua que llevaba detrás. Estaba nublado y no hacía calor (tampoco frío...)
Conseguí llegar hasta el kilómetro 21 con poco mas de 1l de agua así que llegué bien a Los Batanes. Ahí compré botella de litro y medio de agua, una coca cola y una chocolatina Mars.
Si iba a sufrir de nuevo en el siguiente tramo, en Chinamada podría comprar de nuevo lo que me haría falta. Pero hice mi récord personal en esa subida final a Chinamada y no paré en el cruce de carretera. Las piernas sufrieron batiendo ese récord y me costó un poco trotar hacía Cruz del Carmen, sobre todo en subida por muy suave que fuera. Pero bien. En Cruz del Carmen había bebido los dos flasks que llevaba delante y me quedaba uno y medio detrás con lo que decidí no comprar nada y directamente seguir hasta la "meta". La bajada fue correcta e hice el mejor tramo Cruz del Carmen a meta desde 2014. Y cuando uno tiene 60 años, 8 años atrás son otra vida, no puedo aspirar mejorar los tiempos que hacía cuando tenía 50 y corría media maratón en menos de 1h30, hasta 10km a 4 minutos por kilómetro. Ahora me cuesta bajar de 5 minutos por kilómetro. Quizá podría entrenar para recuperar algo de velocidad pero no me interesa sobre-entrenar y machacar mi cadera de titanio... (espero que no me hayan puesto aluminio....)
Corrí hasta el centro de la Plaza del Cristo para simular la carrera real, jajaja, y paré el chrono en 6h14:52, casi el mismo tiempo que mi K42 2021 y una hora mas rápido que el día oficial.
Final feliz para la K42 2022, aunque la haya hecho realmente solo y una semana después del día de competición....
Tanto la edición 2021 como esa carrera en solitario, lo corrí con zapatillas La Sportiva Jackal, lo mejor que he tenido en los últimos años para trails "rápidos", volveré a comprar esas antes de que cambien el modelo a una versión peor. (Para ultras mas lentas utilizo La Sportiva Akyra, he tenido unas Hoka pero no me gustaron nada, también La Sportiva Akasha pero me duelen los dedos de los pies en ellas)
El día antes de la carrera, Plaza del Cristo |
Las malditas zapatillas dynafit |
Llegando a Chinamada con "buena cara" |