En mi caso he trabajado mucho y hay poco tiempo para deporte. Pero lo llevo difícil. De repente se me crucen los cables y decido recuperar todos los entrenos perdidos en una sola salida... Y así me dió hace poco más de una semana, cuando este mes solo había salido una vez en bici haciendo 45km, salir de repente para una vuelta desde El Médano hasta Arafo, allí subir al Teide por Izaña, cruzar las Cañadas y volver por Vilaflor. Una vueltita de 160km con 3500m de desnivel. Lo llamarán ganas de sufrir y así fue. El día empezó muy despejado y claro y nada hacía sospechar una calima y temperaturas extremas. Pero cuanto más subimos hacía Izaña, más calor hacía y unos pocos kilómetros después de Arafo ya tuve que parar para dejar enfriar el motor sobrecalentado, siguiendo después a un ritmo de 7-10km/h para no desplomarme en el intento. Fui con Filip del Santisora-Baobab. El no parecía sufrir tanto y me animaba a seguir pero llegando a la carretera de La Esperanza-Izaña, a ninguno de los dos le quedaba agua ya. Decidí que eso era una locura peligrosa y quise bajar pero Filip insistió y propuso parar algún coche y pedir agua. Al llegar el primero, saltó a la mitad de la carretera con los brazos arriba y paró un Panda con dos turistas Alemanes. Nos vieron tan apurados que nos dejaron todo el agua que llevaban: una botellita de Sprite rellenada con medio litro de agua de botella y una botella de litro y medio con agua del grifo. Nos decían que ese agua del grifo no se podía beber, pero les convencimos de que sí y con eso llegamos hasta Portillo donde pudimos reponer en alimento y líquidos. Al final fue una buena vuelta, muy lenta (más de 8 horas en la bici) pero llegamos.
En los días siguientes leo por algún blog de compañeros sobre un super-experimentado corredor de trail Americano que murió en Death Valley por golpe de calor cuando salió a correr solo 10km pero con más de 50º. Recordando las sensaciones de pájara que tuve subiendo Los Loros, pensé que cualquier día nos pasa algo, primero yo, porque aguanto muy poco el calor. Una razón más para tomarse un descanso en agosto.
Pero a mi edad, la memoria tiene sus fallos y a los 7 días poco me acordaba de lo que había sufrido.
Así que quedo con Miguel y Diego, que están en pleno entreno para la Blue Trail completa, para una "larga" distancia de trail.
Lo mismo que la bici, ya había corrido unos 40km en todo el mes, apenas 100 en julio, y decido arreglar eso en un solo día...
El sábado no hizo demasiado calor, así que ni siquiera pensé en ello. Quedamos a las 9 de la mañana, llego puntual con todo mi equipo, dos bidones de líquidos, uno con agua, otro con isotónica, un gel, una barrita energética, unas galletas y dinero para comprar más por el camino. Miguel apareció con un solo bidón porque su riñonera es de uno solo, un par de geles y dos euros. Diego no aparece. Al rato llama para avisar que aún está en la cama y que intentará levantarse si lo esperamos. Al final salimos a las 10 menos 20 cuando aparece Diego con dos botellas de agua pero nada de comer y sin dinero... (para eso están los colegas, no pasa nada)
Miguel comenta que el plan es llegar por lo menos a Chimiche y si es posible a Las Vegas, y volver. Salimos bien, ritmo tranquilo. Diego va un poco detrás y yo me muevo entre ellos, un rato charlando con Miguel, otro me dejo caer atrás y hablo con Diego. Me cuenta que durante la semana ya se ha pegado 95km y que el día anterior también salió con Miguel por Guaza. Uhff. El pobre... Va a su ritmo y se le ve dispuesto a sufrir. Miguel es imparable y nos lleva de paseo.
Buscando salida a un barranco |
En el supermercado compramos 3 litros de agua, uno de aquarius y nos refrescamos con un helado de hielo lleno de colorantes y otros químicos. A Diego se le salen los ojos de sus órbitas cuando ve a Miguel tirar al suelo todo el agua, ya caliente, que le quedaba en su único bote. "no has bebido ni siquiera medio litro ? y yo llevo media hora con las dos botellas vacías..." exclama. Miguel no lo entiende. Para el no hace calor y no tiene sed, además vamos muy lentos...
Conseguimos decidir continuar hasta Las Vegas, según el cartel, a 3km pero con bastante subida. Al final acortamos un poco, al no seguir la carretera asfaltada en el último tramo y llegamos con casi 18km y 800m de desnivel positivo hechos.
En Las Vegas no hay nada sino unas cuantas casas pero nos sacamos fotos, como si hubiéramos llegado a la cima del Everest.
Bajamos por otro camino diferente. Miguel sigue imparable, además nos empieza a dar comentarios de que no llegaremos hasta las 3 y pico de la tarde a El Médano e intenta acelerar el ritmo. Diego baja muy bien y consigue seguirlo mas o menos cerca, a mi se me escapan un poco, pero Miguel se pone a caminar de vez en cuando para esperarnos.
Pero ya en el tramo de Chimiche a la zona industrial de Granadilla, el calor es insoportable. El viento no sopla en los barrancos. Mi cabeza va a explotar y descubro algo nuevo: mis manos están en rojo vivo e hinchadas. Deduzco que me corazón manda toda la sangre posible hacía ellas porque la multitud de venas en los dedos permiten que el aire enfríe la temperatura, como cuando el perro saca la lengua por fuera. Me viene a la cabeza la historia del Americano y voy un poco asustado. A la sombra de una roca paro un momento para después seguir caminando. Miguel y Diego han desaparecido.
Un poco más abajo empieza a soplar algo de viento y me encuentro mejor, lo que me permite subir otra vez el ritmo y me encuentro con Diego parado, estirando. No le queda casi agua y está sufriendo. Tiro un poco de el y llegamos hasta la altura de la autopista donde Miguel lleva 10 minutos esperando. Hasta volvió un tramo a buscarnos.
Pues nada, ya queda menos, hay que aguantar.
Entramos en la zona industrial de Granadilla y corriendo por el asfalto hacía abajo vemos al otro lado, cerca de los molinos, la furgona rosa de los helados California. Diego reacciona como el que ve una oasis en el desierto y grita "donde va? Si se va le mato..." jaja. (pero no lleva dinero...)
Empezamos una persecución a la FBI, cada uno por un lado, corriendo a ritmo de 4' el kilómetro y la acorralamos abajo en la playa, al lado de unos domingueros acampados. Le pedimos agua, pero solo tiene helado. Pues, helado. No sabe a nada el helado, pero qué mas da...
Miguel se acerca a los domingueros y les pide agua. Le miran con cara rara y contestan "refrescos...cerveza?" no tienen agua. ¿Quien bebe agua? Bueno, al final si tienen agua del grifo para lavar sus platos y nos dejan llenar un bote cada uno. No sé de que grifo vino, pero sabía a cava, del mejor...
De allí el camino mas corto hasta El Médano. Por fin llegamos. Nos tiramos directamente al mar y hasta Miguel admite que hace calor...IMAGÍNATE...
Todo el sufrimiento vuelve a difuminarse hablando de la experiencia y podemos apuntar otra aventura de 35km y 1800m de desnivel acumulado. Si, lento, mas de 4 horas, ritmo medio de 7:15, pero creo que ha sido un buen entreno. Acostumbrar el cuerpo a sufrir tiene que servir para algo también...
(el mapa del recorrido solo deja ver la mitad de la vuelta pero en el enlace a google maps debajo se puede ir a la siguiente página que tiene el resto del recorrido)
Ver Trail Médano-Vegas en un mapa más grande