martes, 16 de junio de 2015

Mi historia de "atleta"

Para mí es importante lo que escribo hoy porque en el futuro lo volveré a leer. Quizás diré que era verdad, o quizás pensaré "idiota". Pero sé que algún día tendré curiosidad en acordarme de todo lo que aquí dejo.
Y ya que está escrito, si alguien mas tiene suficiente paciencia para leer lo mas largo que he escrito hasta ahora, quizás pueda sacar algo interesante.
He leído un artículo que me chocó. Sobre-entrenamiento y una repentina reducción de prestaciones en atletas de ultra fondo (los que mas horas entrenan probablemente, con poco control).
Lo resumo: Atletas con nombres que conocemos todos en el mundo de trailrunning, pero también atletas de fondo en asfalto, que desaparecen de repente de las listas sin explicación. Buscan excusas, lesiones, falta de motivación, etcétera... Pero finalmente admiten que de repente no son capaces de mantener sus ritmos y aparecen todo tipo de síntomas extraños. Cuando están en una fase inicial se notan anomalías en el pulso, no sube lo suficiente, demasiado bajo en reposo... No suelen sospechar nada o ni se dan cuenta. En esa fase se puede recuperar bastante fácil con cambios en los entrenamientos y mas reposo. Pero lo lógico es pensar que cuando pierdes ritmo hay que entrenar mas. Agravando la situación. Luego se dan cuenta que así no pueden seguir y descansan. Pero una semana, dos semanas y hasta 4 semanas no cambian nada. Llega la frustración y la desesperación y aunque pueden decirte que sufres el síntoma de sobre-entrenamiento, no pueden darte una solución para salir de ella.
Algunos atletas han recuperado su forma completamente (después de un año o mas) pero según los casos que comentan en el artículo, la mayoría no vuelve a su nivel competitivo y algunos se quedan con serios problemas de salud.
Intentan explicar lo que pasa en el cuerpo pero no voy a entrar en ese tema. A los atletas que entrenan sin supervisión médica o entrenador profesional les coge por sorpresa y es muy preocupante ver las consecuencias que trae.
Ahora, por qué cuento esto.
Los que leen mis relatos y siguen mis actividades saben que me gustan los retos, que he hecho algunas "locuras" (sobre todo porque no soy un atleta, soy nuevo en deportes de fondo y tengo mis años) y también saben que llevo un tiempo quejándome.
Y para los que no lo saben aquí viene el análisis completo:

Llevo tiempo preguntándome qué es lo que me pasa. Al principio parecía que la solución era fácil. Un poco de descanso y todo volvería a estar como antes. Pero las cosas no mejoraron y por muy descansado que me sentía, no conseguía entrenar ni competir luego.
Después de la Transvulcania, y como lo puse en el relato de ella, había decidido un cambio radical. "Ahora toca un intenso descanso. La cadera la tengo mal, pero esto no es nuevo. Puedo correr con ella. Los dolores que realmente no me dejan correr son musculares...creo. Glúteos, lumbares y yo que sé lo que hay por ahí. Intento forzarme a hacer algo de abdominales, estirar. Cogeré un poco la bici, nadar y bueno de momento llevo una semana sin hacer nada. Trabajar. Quiero olvidar por completo esta época. Desde la Transgrancanaria hasta ahora. Y empezar de nuevo, aunque sea desde cero.
Inscrito estoy en el Gomera Paradise, pero ya veremos si me presento. No hay plan de entrenamiento, ni voy a entrenar. Primero triatlón de El Médano y luego veremos."  
Aceptar que no puedo correr mas hasta nuevas noticias o quizás nunca.

Después de leer el artículo me puse a analizar todo desde el principio.

Empecé en 2009. He ido aumentando los entrenamientos y las carreras llegando a hacer mas de 40 carreras en 2012. En 2013 eran algo menos pero aumentaron las distancias, muchas maratón y ultra, incluido dos maratones en una semana al principio de año y dos maratones en un mismo fin de semana en diciembre.

 Y en 2014 llegaron los grandes retos y los primeros problemas.

Empecé el año con la maratón del Meridiano y bajé mi mejor tiempo con mas de 15 minutos.  Todo indicaba que 2014 iba a ser mi año.

Marzo.
Primer reto. La Transgrancanaria. 125km. Después de los 100km de la Bluetrail del 2013, tenía que ser posible. Pero algo salió mal. Eché la culpa a los geles que no sirven para largas distancias. En el km65 tuve que quedarme 25minutos recuperando de un malestar general y en el 80 ya estaba bastante mal. Pero no quería rendirme y seguí. Pero las cosas fueron empeorando muy rápido y en el km90 estaba tiritando con temperatura exterior de 28º. En mis manos apenas circulaba sangre y estaban entre blancas y moradas. No podía comer y a duras penas beber tragos muy pequeños de agua, sino vomitaba. Era bajada y pensé llegar hasta el siguiente avituallamiento, Tunte. Pero cuando llegué a una carretera 3km antes, unos espectadores me vieron muy mal y ofrecieron llevarme en coche hasta el avituallamiento. Ahí estuve 2 horas acostado debajo de mi manta térmica, temblando hasta que vino Miguel, que hizo la Advanced, a buscarme.
Tardé 3 días en recuperarme lo suficiente para poder comer normal sin malestar.
Viéndolo ahora, hubo un cambio desde ese momento.


Abril.
Final de marzo 28km en la Matanza, 7 días después la media maratón de Las Galletas y otros 7 días después la dura Santa Cruz Extreme (en la que estaba previsto participar en la ultra pero se anuló). Al anularse la ultra me convencieron para hacer el día anterior una prueba experimental de natación y bici, bastante exigente también. Lo pasé muy mal en los últimos kilómetros de la Santa Cruz Extreme pero eché la culpa a mi cadera que dolía como nunca y de repente. Estaba reventado pero a solamente 1 mes de mi mayor reto: Transvulcania Ultra y 7 días después Ironman Lanzarote.
No había entrenado prácticamente nada para el Ironman y descansar no era una opción.


Por lo que veo ahora en mi diario de entrenamientos, la cadera siguió dando lata pero no dejé de correr. Pero eso no era mas que un principio.
Mayo.
En la Transvulcania terminé con una deshidratación bastante seria. Aparte de no poder igualar el ritmo del año anterior. Me pusieron dos bolsas de suero y recuperé bastante bien. Al menos, eso sentí.
En el Ironman la siguiente semana volví a vomitar y tener problemas de hidratación en la maratón aunque se resolvieron al final con un par de vasos de caldo que nos ofrecieron y con la idea de haber podido acabar mi reto no era posible sentirme mal.
Pero no lo dejé ahí. Una semana después ya había vuelto a correr mas de 50km, el siguiente fin de semana 120km de bici y otros 25 de trailrunning (Vilaflor-Guajara y vuelta), y la tercera semana ya tocaban otra vez dos competiciones en el mismo fin de semana.


Junio.
Asomadero trail y al día siguiente Pinolere trail.
En la Pinolere ya resolví los dolores con ibuprofeno pero lo pasé muy mal de nuevo, sin fuerzas a mitad de carrera aunque al final recuperé un poco. Nada,... contento, me sentí SUPERMAN aunque mi cuerpo estaba mas que destrozado.
Descansar? Imposible, el siguiente fin de semana era triatlon de El Médano y dos semanas mas tarde la ultra de La Gomera. Superman no se rinde.
Mi única preocupación en la ultra de La Gomera era resolver mis problemas de deshidratación, tomando cosas saladas, quitando los geles por completo. Lo conseguí. No vomité ni tuve problemas de estómago. PEROOOO. No avanzaba. Tenía la impresión de correr rápido pero todo el mundo me adelantaba. Algo no cuadraba. Vale, habría que descansar un poco.
Julio, solo una carrera, la K21 Monte del Agua donde corrí bastante bien, rápido y lo dí todo. Había recuperado? Eso pensaba pero surgió el siguiente problema. Terribles dolores en las rodillas. No podía agacharme, demasiado tensión en las piernas.
Descanso pero se acerca el siguiente reto: Faro a faro de 140km y la Bluetrail de 95km un mes después. Y hay que entrenar.
Agosto.
Decido esperar hasta el 15 de agosto para empezar a entrenar, 5 semanas antes. Sufro mucho, las cosas no van bien. Las rodillas duelen, no puedo correr.
Septiembre.
Primer fin de semana de septiembre dos entrenos largos seguidos. El segundo, el domingo resultó en el día mas duro de toda mi vida, sin exagerar. Incluido una caída, arrastré mi cuerpo hasta el faro de Buenavista y rompí en lagrimas al llegar. Decepcionado y convencido que me era imposible hacer el Faro a Faro, no podía correr.
Una semana después participo en la Diente de Sierra en Tegueste de 30km. Me adelanta Tomás Padrón de 65 años pero termino con buenas sensaciones. Lento pero seguro, pienso. Me devuelve la confianza para los retos. Siguiente fin de semana, y último antes del Faro a Faro, buen entreno en el Teide y me siento bien.
El Faro a Faro se hizo a base de adrenalina y dos ibuprofenos. Lento pero eso era la mejor táctica para ese reto. Estoy en una nube, me siento bien y sigo entrenando para la Bluetrail. Voy lento pero puedo correr, lo acepto.
Octubre.
Y así me salió la Bluetrail, contento y lento. Ya no tenía que preocuparme de nada. Ahora habría tiempo para recuperar poco a poco la velocidad.
Algunos días me duele la cadera, otros las rodillas y otros me siento estupendo. No hay lógica ni explicaciones.
Noviembre.
Sigo en mi linea de locuras y el día anterior a la maratón de Santa Cruz (asfalto) corro la K21 de Anaga para calentar... Últimos 10km de la maratón en plan "walking dead". No aprendo.
Diciembre.
Llegamos al final de 2014 y lo cierro con repetir la combinación Tamadaba Trail con K42 Anaga en el mismo fin de semana. Pero parece que estoy volviendo a las buenas sensaciones.
Empieza 2015 y la primera carrera es la TNT. Buenas sensaciones pero mas lento que dos años antes cuando la hice también. Vuelven las molestias en la cadera. Estoy harto, cansado de que siempre vuelven los problemas. Dejo de correr y me cojo una semana para ir a esquiar. Muuuucho dolor de cadera ahí por las noches y en los remontes y no queda otra que tomar mas ibuprofeno. A duras penas consigo entrenar un par de días y me presento en la Transgrancanaria. Voy arrastrándome desde el kilómetro 1. Después de 40km me echo a dormir en un banco media hora e intento seguir pero en el kilómetro 65, después de mas de 11 horas, decidí dejarlo. Mi cuerpo no quiere correr mas, por mucho que intento convencerlo mentalmente.
Pero aun no consigo decidir descansar de verdad, sigo corriendo. Un mes después, la media maratón de Las Galletas. Corro un ritmo muy constante pero muy lento. Llevo un tiempo aceptando que ya no puedo correr a buen ritmo. No pasa nada. Pero el dolor de cadera vuelve a estar insoportable. Saco radiografía y me dicen que hay que operar, está destrozada. Pero amigos médicos me dicen de esperar. Así que esperaremos. Santa Cruz Extreme la semana siguiente. Ibuprofeno y arrastrarme hasta la meta, tardo una hora mas de lo que pensaba. Demasiado sufrimiento.


Semana siguiente Pinolere Trail. Decido hacerlo sin ibuprofeno. Llámalo ganas de sufrir. Ya me da igual el ritmo. No estoy ni entre los 5 primeros de mi categoría cuando antes sacaba trofeo casi siempre. Dos semanas después Transvulcania. Aguanté 16km sin ibuprofeno. Lento, zombi, aunque disfruté en la bajada a Tazacorte. Dos horas mas que el año anterior.


Llega el momento de reflexión, POR FIN. Se acabó. Sufrir día a día como un idiota, PARA QUÉ???
Quiero dejarlo todo pero en menos de dos semanas me doy cuenta que esto tampoco va bien. Sube mi tensión arterial y hace recordarme por qué empecé con estos deportes en el 2009. No me queda otra, tengo que hacer deporte o empezar a tomar pastillas para la tensión y otras cosas.
Ha pasado mes y medio desde la Transvulcania. Prácticamente no he vuelto a correr menos un día en Bélgica que fue suficiente para recordarme que estoy mal. Un poco de bici de montaña, windsurf, tenis... Algo se puede hacer.
Estoy inscrito a la Ultra de La Gomera pero después de analizar todo esto y con la información del artículo creo que es hora de utilizar el cerebro. Descanso. A finales de agosto se supone que correré la TDS en Chamonix. Si me la tomo en plan Faro a Faro y empiezo a entrenar suave a finales de julio, quizás podré mantener esa ilusión. Y luego descanso hasta el 2016... Y veremos.