sábado, 23 de abril de 2016

Santa Cruz Extreme 2016

He entrenado. Estaba motivado. Demasiado motivado. Pensé con bastante seguridad que podía hacerlo mejor que el año pasado, ya que me había hundido por completo a partir de Taganana.
El año pasado salí mas despacio desde la playa y me tuve que comer bastante tapón en los primeros kilómetros. Con la motivación extra que tenía, salí un poco mas rápido y pude evitar el tapón. Aunque hice la última parte de la subida un poco mas lento que el año pasado, llegué al primer control casi 10 minutos antes. La bajada fue mas lenta, hice lo que pude. En la segunda subida apreté bastante pero se me hizo larga y fui perdiendo algo de tiempo. El tramo hasta Benijo mas o menos bien pero en Almáciga mi cuerpo ya dijo "basta". Desastrosa subida y peor bajada. A Taganana llegué caminando, peor que el año pasado, pero en exactamente el mismo tiempo. No quise montar mi teatro del año anterior, sentado en la escalera de la iglesia así que comí algo, llené agua y seguí con medio pan en la boca. Me quedaba motivación pero mi cuerpo no respondía. Intenté comer mas, beber mas, un gel mas, ya no sabía qué hacer. A medida que iba subiendo a Cumbrecilla me fui apagando por completo y los últimos metros dudando ya si iba a poder llegar hasta arriba. Los de Cruz Roja me preguntaron algunas cosas ahí y una chica me recomendó dejar mas tiempo entre las pastillas de sales, así que no tomé. Aparte ya iba casi sin agua, pero me dijo que había avituallamiento en la carretera de Afur. Corrí hasta una subida en hormigón y ahí estuve a punto de vomitar. Así que decidí no hacer caso a lo que dijo la chica, y me tomé otra pastilla de sales con lo que me quedaba de agua. Y me quedé un rato sentado hasta que se me quitaba la sensación de vómito. La bajada hasta la carretera de Afur, a duras penas pude hacerla trotando y ya estaba claro que en vez de mejorar lo del año pasado, iba a ser peor aún.
5 minutos recuperando en el avituallamiento y salí con una mínima reserva de fuerzas nuevas, tomando un gel para la subida fuerte de Roque Negro y por lo menos conseguí llegar arriba. El tramo hasta la carretera de la cumbre fue otro desastre, mas caminar que correr y en el bar arriba volví a sentarme 5 minutos. Me dejaron agua porque otra vez ya me había bebido todo y faltaba subir hasta Catalanes para repostar. Bajada a las Casas de la Galería tranquilo y otro gel para subir a Catalanes. Una vez ahí, gastado ya todas mis fuerzas, también se esfumó mi motivación. Iba ya retrasado para poder hacer el mismo tiempo del año pasado y me sentía fatal. Así que descanso. Beber, comer y otra pastilla de sales, ya la cuarta por lo menos.
10 minutos mas tarde decido seguir el calvario hasta meta. Queda poca subida así que sin estrés y empecé la bajada razonablemente decente. Empecé, dije. A la mitad volví a hundirme. Seguí un rato pero al final vi un charquito con agua fresquita. Me quité la riñonera y me tiré dentro completamente. Dos minutitos bajando el sobrecalentón corporal, y con la mitad del agua del charquito dentro de mis zapatillas lo intenté de nuevo. Ya estaba viendo que no iba a llegar ni en 9 horas. Moral hundido totalmente. En la bajada de asfalto de Valleseco me pongo en plan gracioso a bajar como una moto... 100m. Y forzando la mente seguí corriendo hasta la Avenida de Anaga. Las escaleras después del túnel debajo de la carretera me dieron el golpe final. Intenté trotar en la avenida, pero no conseguí en ningún momento aguantarlo mas que 200m, luego caminar un rato e intentar de nuevo para no convertirla en una interminable caminata. Cuando ya vi el arco de meta cerca me relajé aun mas y no encontré ninguna razón para de repente ponerme a correr. Ya no cambiaría nada, por mucho que la gente me animaba a correr. ¿Para qué? ¿Para verme correr ahora? Si ya llevo varias horas "caminando". Me parecía una hipocresía correr con una gran sonrisa los últimos 100m... aunque eso me costó un comentario de la organización en Facebook donde pusieron "llegó andando pero llegó" jajaja.
Pues nada, otra vez contando mis miserias. Me preguntan por aquí "¿Porqué sigues corriendo, si parece todo sufrimiento, no lo disfrutas?" y no sé qué contestarles. Al día siguiente vuelvo a tener ganas de correr, siempre pensando que igual esa vez no voy a sufrir.
Mi conclusión es una lección que me tenía que haber aprendido ya unas 20 veces. Sudo mucho y pierdo muchos líquidos, eso ya lo sé. Intento comer bastante, beber mucho y las pastillas de sales me salvan para no terminar vomitando. Pero puedo ingerir todo lo que quiero, el cuerpo siempre tendrá un ritmo para asimilarlo y si no llevo jeringuillas para inyectármelo directamente en la sangre, poco puedo hacer para mantenerme en condiciones. No puedo forzar mi cuerpo a mas de lo que es capaz de asimilar. No es cuestión de músculos. No es cuestión de cabeza.
Intento vivir relajado para evitar tener la tensión demasiada alta y porque soy así de perezoso. Creo que mi cuerpo funciona a camera lenta, metabolismo lento, todo lento, así que tengo que correr lento también. Jaja.




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