lunes, 26 de septiembre de 2011

De la Travesía del Río me río

En dos palabras, In-humana.
Al principio muchas risas, muy buen ambiente en Caleta de Sebo. Hasta un calentamiento en plan stepping comunal. Buen rollito y alguna risa nerviosa en el traslado en barco hasta Lanzarote. Pero poco después se acabó la alegría.
La organización colocó 13 boyas numeradas a lo largo del recorrido para ayudar a los nadadores en la orientación. Se esperaba una corriente de la derecha, así que mi táctica y la de casi todos fue salir hacia ese lado, dejando las boyas a nuestra izquierda. Pero, de pronto, la boya 7 apareció a mi lado, a mi lado derecho!! Esta boya quedará en la memoria de todos los que nos atrevimos a desafiar la corriente del Río, pues fue la última que vimos. A partir de ese punto la costa de Lanzarote dejaba de protegernos y la corriente nos empujaba con una fuerza brutal. Por debajo se veían algas y otros tropezones del mar volando a toda velocidad en dirección a las américas, y el fondo... quieto.
Por suerte tuve la lucidez de recordar lo aprendido en un curso de aguas bravas que realicé hace años: "la corriente en los ríos es más fuerte en el centro y menor o incluso contraria en la orilla" decía el monitor. Así que decidí apuntar siempre a la bocana del puerto y apretar a fondo para salir de allí lo antes posible.
El esfuerzo mental fue enorme, viendo las boyas cada vez más lejanas. También pensaba en mis compañeros de fatigas. De Juan no me preocupaba, evidentemente, pero sabía que otros irían a ritmo pausado, para acabar. El problema era que cuanto más lento fuesen más tiempo estarían expuestos a la corriente y más lejos les llevaría. La pescadilla que se muerde la cola.
Poco a poco iba avanzando, preguntándome qué sería del resto de la gente, pues apenas veía a nadie cerca. Acabé junto a la orilla luchando contra las olas y la corriente, con apenas un metro de profundidad y a varios cientos de la bocana. Desde ahí fui remontando la escollera y acelerando todo lo que pude a pesar de estar convencido de que iba a quedar muy atrás en la clasificación.
Al salir vi mi tiempo, 1:06. Un mundo. Y yo que pensaba rondar los 45 minutos. Qué desastre, pensé. Hasta que fui consciente de la realidad. De los 625 participantes solo terminamos 199. Los demás fueron rescatados o subidos a bordo de las embarcaciones de la organización cuando pasadas 1h40min del comienzo decidieron suspenderla. Algunos salían llorando y muchos con síntomas de hipotermia. Según cuentan ha sido con creces la más dura de las XIX ediciones disputadas.
Enhorabuena a todos los compis que os dejasteis convencer para participar en esta locura: Juanito con su fabuloso 7° puesto, Er Deivi, Jesu, Oscar, Dinho y Albertón que hicieron cumbre, y Teresa, Ester, Miten, Bego y David, por tomárselo con tan buen humor. Y también a mis nuevos amigos del Metropole, que acapararon el podio.
La organización muy bien. Por suerte contaban con numerosos barcos, kayaks y hasta dos helicópteros, todo estuvo muy bien montado. Eso sí, deberían avisar de la corriente y, en lo posible, buscar un horario en que ésta sea menor.
Yo que estuve dudando si participar pues estaba medio engripado y habiendo tenido un mes de parón por el accidente este verano, estoy hipermotivado con mi puesto 30 en la general.
En cuanto a los demás VGRX, estáis ya apuntados para el año que viene, y no valen excusas.

1 comentario:

djodlight dijo...

Me quito el sombrero. Felicidades a Juan también, que igualmente lo habrá pasado mal para vencer a esa corriente

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